El Xurés, un tesoro arrasado

El fuego se ha vuelto a cebar un verano más con la flora ourensana. En menos de tres días, las llamas han arrasado más de 3.200 hectáreas en la provincia de Ourense.

Llega el verano y Ourense es sinónimo de calor e incendio. Una situación insufrible para todos los ourensanos que ven desaparecer lo más bonito de su tierra. La belleza paisajística que hace de la provincia un lugar único. Cada verano es la misma rutina. Llamas y más llamas. Fuego y más fuego. Brigadas, helicópteros, avionetas... medios terrestres y medio aéreos que trabajan sin descanso para destruir eso que destruye.

En la parroquia de Requiás vieron como de una situación "controlada" renacía un incendio que arrasaba metros de naturaleza por segundo. De estar controlado de madrugada a acelerarse a medida que crecía el día. De unas 20 primeras hectáreas ardidas pasaron en menos de seis horas a 120 y siguió avanzando. Llegaban más servicios de extinción y los vecinos veían como las llamas cruzaban carreteras, calcinaban sus tierras y ponían en peligro sus viviendas. Se apoderaban de ramas, cubos, mangueras, toda ayuda era poca para salvar lo que con esfuerzo y sudor costó levantar.

Un día después, el sol despertaba el día en el que el cielo no era azul sino gris. Y donde la tierra no era verde sino negra. "Mires por donde mires, todo es negro" lamentaba un vecino de la localidad de Requiás. Las llamas habían arrasado el horizonte que alcanza la vista. No quedaba ni un pequeño indicio de viveza en toda la localidad. Algunos vecinos se quejaban del daño paisajístico, pero también del económico. Toda la producción agrícola, ganadera y la promoción deportiva de una tierra vinculada a los trails y las rutas de montaña.

Todo negro. Todo arrasado.

Te puede interesar