LA AUTOESTIMA

Los pedagogos saben que la autoestima es uno de los elementos fundamentales para el desarrollo progresivo y superador de los ciudadanos. Restablecer la confianza de los mercados en España es uno de los objetivos fundamentales que se ha propuesto el gobierno del Rajoy. Como suele ocurrir en estos casos, han hecho aparecer a Rodríguez Zapatero como el causante de todos los males que aquejan a la nación. No han dudado en esgrimir los improperios más burdos.
El distanciamiento de los ciudadanos de los políticos tiene causas muy explícitas: la falta de respeto al contrario es una de ellas. Los ciudadanos hemos aprendido que la figura del 'chivo expiatorio' puede servir para justificar lo injustificable, pero no aporta nada a la solución de los problemas. Apenas unos meses han bastado para poner de manifiesto que la crisis tiene muchas causas. Pero seguirán creando confusión y alimentando la creencia de la incompetencia para valorar a los políticos.

No es el deterioro de la autoestima el mejor camino para recobrar la confianza. Si el individuo pierde interés por la vida y por el trabajo, la falta de ilusión por mejorar, el pesimismo le invade y hace que todas las iniciativas sean valoradas de forma negativa. La falta extrema de autoestima que se convierte en enfermedad grave, no es otra cosa que hacer ver la realidad con una óptica más desfavorable de lo que es en realidad. Lo que ocurre a nivel personal se refleja con rapidez en la sociedad. Sólo los pueblos con una fuerte autoestima son capaces de buscar los caminos más adecuados para salir de la crisis. Contra el absolutismo de la razón economicista se están levantado otros modelos de recuperación basados en la autoestima, en el respeto a los valores del otro. Esta convicción de que sólo es racional lo que podemos fundar racionalmente responde al mito racionalista de que lo mismo sólo es cognoscible por lo mismo. La solución de los recortes, por muy racional que parezca a los mandatarios, se ha demostrado como la mayor catástrofe de la política actual. Ha sumido en la pobreza y en la miseria a gran parte de la sociedad.

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