Dejamos atrás un año duro, complicado, un 2012 que se ha llevado por delante la calidad de vida de numerosas familias, a las que este año ha puesto en la calle; se ha llevado por delante vidas de personas que se ven inmersas en una situación sin salida en la que piensan que su única vía de escape para terminar con todo es la muerte.
Un día, como otro cualquiera, llega una notificación a casa en la que se te comunica que van a desahuciarte, que te quedas en la calle, sin nada, sin techo, sin recursos, sin saber qué darle a tus hijos para comer. Comienza ahora a atacarte el miedo, el pánico a no saber para donde tirar ni qué hacer. Al mismo tiempo, en nuestro país son cada vez más numerosos los recortes.
Con estas situaciones hemos acabado el 2012, comienza otro año, un año en el que muchas personas confían, un año que ha comenzado con deseos sobre la paralización de los desahucios. Pero nos encontramos ante un 2013 un año que comienza complicado, con más recortes y más desahucios. Es en este momento cuando nos preguntamos.
Con estas situaciones hemos acabado el 2012, comienza otro año, un año en el que muchas personas confían, un año que ha comenzado con deseos sobre la paralización de los desahucios. Pero nos encontramos ante un 2013 un año que comienza complicado, con más recortes y más desahucios. Es en este momento cuando nos preguntamos.
