Gerardo Sueiro Martínez, ha muerto un hombre bueno

n n nValiente, inteligente, sabio, generoso, profundamente honesto y sobre todo un hombre bueno.
Se ha ido serenamente, como a hurtadillas, negociando con la muerte en una partida de amigos, la estaba esperando, sabía que el momento había llegado y dirigió el proceso alcanzado el final de su última partida de ajedrez. El círculo de esta vida material había terminado para él y el viaje hacía el infinito lo hizo con un equipaje repleto de buenas obras; siempre al lado del humilde, siempre defendiendo al necesitado, siempre enfrentándose al poderoso, al cobarde que se escondía bajo falsa autoridad. Muchos de sus pacientes le recuerdan por su honradez y su buen hacer profesional. Los soldados que le conocieron alababan su valentía y protección. Extraordinario médico, nunca cobró sus servicios a quien lo demandaba. Cuando vino de África, traía lo justo para establecerse en el Ourense que siempre amó; no amasó fortunas, no mejoró el patrimonio heredado, no necesitaba bienes materiales, le bastaba con hacer instintivamente el bien, eso era su riqueza. Vehemente, apasionado, sincero, leal, extraordinario orador, siempre defendió aquello que consideraba ético y justo. Gozó y sufrió en la vida y superó el dolor de la muerte de dos de sus tres hijos con la gallardía del hombre que conocía los sinsabores de la existencia. Amaba profundamente a su familia en especial a su tierna Catalina, ¡73 años de convivencia!, se amparaban en la intimidad de sus secretos más dolorosos. Siempre una sonrisa de ánimo anidaba en sus labios, su sabio consejo y su ejemplo fueron guía para muchos y solo me queda recordar los Proverbios de Salomón en Palabras de Sabios: 'Inclina tu oído y escucha las palabras de los sabios, presta atención su enseñanza; te sabrán buenas si las guardas dentro, y las tendrás a punto en tus labios?' Con el nacimiento de este otoño ha muerto un sabio bueno, pero sus obras no morirán jamás. Gracias por el ejemplo de tu vida. Hasta siempre querido tío.

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