EL HAMBRE, NO HAY MAYOR EXIMENTE

Siempre he pensado que quizá la crisis nos habría traído un poco de cordura concienciando a todos de la necesidad de unir esfuerzos en torno a los que peor la están pasando. Y de paso ayudar a encaminar los pasos de los políticos hacia derroteros de una cierta honestidad que no demuestran. No ha sido así por lamentable que parezca, sino más bien al contrario: podemos concluir que los escándalos de corrupción siguen enfangando la credibilidad del país.
Tampoco querría dejar sin expresar mi sencilla opinión sobre el tema de Ecija cuando varios jornaleros comandados por Sánchez Gordillo asaltan un supermercado. Aunque admitamos delito o falta, no es menos cierto que el Código Penal también establece (y esto no puede olvidarse) los atenuantes o eximentes. Todo lo sucedido está con el segundo supuesto: porque no hay mayor eximente que el hambre de los que viven en la calle; de la miseria a la que están abocadas las familias desahuciadas de sus pisos (o cuyas casas son demolidas sin compasión por oden judicial). Quizá el caso especial sean los afectados por las preferentes. Ante un riesgo de exclusión social para muchos ahorradores afectados, la Justicia sigue sospechosamente 'dormida'.

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