incomprensible y desafortunado viaje a cataluña

¿A santo de que vino el viaje a Cataluña del príncipe de Asturias y el presidente del Gobierno, para inaugurar un nuevo tramo de 131 kilómetros de recorrido del AVE? Con que se hubiese desplazado la ministra de Fomento habría sido más que suficiente.
Tal como era de esperar, el presidente de la Generalidad, Arturo Mas, una vez más protagonizó la nota discordante y fea con su alarde de falta de educación y ausencia de clase. Lo que resultó incomprensible fue la asistencia de Don Felipe, cuando días atrás, se ofendió descaradamente a su padre, Don Juan Carlos, dado que en el salón donde se celebró la toma de posesión del citado Mas, taparon el cuadro del monarca con un crespón negro, para impedir su visión, como si fuera un desdoro para los asistentes entre los cuales, lógicamente, se encontraban dignos representantes de ERC y evitar que fuera filmado y fotografiado por los medios.

Tan infamante decisión no sólo agravió al Jefe del Estado, sino al conjunto los españoles ya que a todos representa, incluidos los catalanes. Nadie puede entender a que obedece el someter al rey a semejante humillación por parte de un político que se jacta de seguir adelante con su proyecto independentista para Cataluña y con el dinero de los españoles.

Si tanto el presidente Rajoy como el príncipe Felipe han soportado las barbaridades y despropósitos de este soberbio reyezuelo, serán muchos los que pensarán que el Estado está en deuda con este desastroso político y nulo gestor económico, cuando nuestras más altas jerarquías se someten a los desprecios de este personaje, dedicado a ofender e insultar con sus mentiras. Continuar permitiéndole que siga con tales fantasías, en nada nos beneficia como ciudadanos y mucho menos como país democrático ante el resto del mundo.

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