No sabemos hasta donde se pretende llegar con la permisividad y tolerancia a que los jabalíes y lobos campen por sus respectos en los montes de Galicia. Me revelo ante la Xunta con su política protectora de estos bichos; y digo esto desde la perspectiva de considerarme a favor de la vivencia de toda clase de animales; pero una cosa es esa y otra hacer defensa de esta fauna brava hasta el punto de dejarlos proliferar anteponiendo su 'campaje' por encima de los intereses de nuestros agricultores, permitiéndoles oficialmente arrasar cultivos en el rural, o los ataques hasta la muerte de rebaños de ovejas.
Se puede hacer bandera de protección de lobos y jabalíes para garantizar el equilibrio ecológico, pero ¿quién protege entonces nuestros campos, nuestros cultivos, nuestras patatas, nuestras ovejas del arrasamiento producido por ellos? Desde los despachos es muy fácil inventar leyes, definir normativas o crear multas a quienes utilicen prácticas ilegales para disminuir el numero de ejemplares salvajes en defensa de sus 'leiras', y es que además es tanta la abundancia de estos indómitos campeadores por todo el territorio para abatirlos en temporada normal de caza, que el problema cada vez se hace más exagerado y de mas didfícil solución.
No se puede otorgar a los paquidermos y cánidos silvestres más derechos que a los humanos, por mucho que se desee su protección, y desde luego nada debe estar por encima de la defensa del agro, de donde extraemos el pan del todos los días.
Para acabar, tengo que expresar mi contrariedad, como seguro que la de muchos ciudadanos, en cuanto a que se pueden organizar batidas en los Tecor en función de los daños causados. Es decir, primero se deja que lobos y puercos salvajes lo arrasen todo, y después se autoriza a abatirles, para finalmente tardar dos o tres años los agricultores en ser mínimamente indemnizados por los daños.
No se puede otorgar a los paquidermos y cánidos silvestres más derechos que a los humanos, por mucho que se desee su protección, y desde luego nada debe estar por encima de la defensa del agro, de donde extraemos el pan del todos los días.
Para acabar, tengo que expresar mi contrariedad, como seguro que la de muchos ciudadanos, en cuanto a que se pueden organizar batidas en los Tecor en función de los daños causados. Es decir, primero se deja que lobos y puercos salvajes lo arrasen todo, y después se autoriza a abatirles, para finalmente tardar dos o tres años los agricultores en ser mínimamente indemnizados por los daños.
