A LIMIA, LENTA AGONIA

Se pudiera decir que hay zonas de nuestra geografía que han caído en desgracia. Así se escribe la triste historia de A Limia. Esta comarca, que debe su nombre al río que la riega, y que los romanos llamaron Lethes (río del olvido). Ha sido, desde mediados del siglo pasado, elegida como víctima para ser destruida por la estupidez del hombre. Y si la razón y la cordura no lo impiden así será.
Corría el año 1958 cuando comenzó la desecación de uno de los más grandes humedales de la península, la laguna de Antela. Esto dio paso a una concentración parcelaria que no tuvo en cuenta las gravísimas consecuencias medioambientales y arrasó sin piedad con su flora y fauna. Un desastre ecológico de magnitudes incalculables. Luego vinieron la extracción indiscriminada de arena del río, que varió su caudal. Canalizaciones mal hechas y vertidos incontrolados que mataron su fauna piscícola han hecho realidad lo de 'río del olvido'.

Y ahora, el remate final, la estocada la pondrá la 'probable' ubicación en Xinzo de una macro-incineradora que verterá sobre estas tierras los agentes tóxicos y contaminantes que nadie quiere, y que terminarán con la lenta agonía de esta comarca.

Me pregunto, si el final de A Limia tiene que ver con algún plan urdido por las meigas o el dedo del hombre poderoso se ha posado sobre este pedazo del mapa y ha decidido hacerla desaparecer, así como el que juega a ser Dios.

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