Morir aprendiendo

La ilusión por aprender dice mucho de nuestro estado de salud mental.
Fomentar desde las bases de la educación una buena comprensión de lo que ello significa, es obvio. Pero, para ello, debemos implicarnos íntegramente en el sistema que facilita el aprendizaje. No basta con dejar al libre albedrío el trinomio entre el centro de enseñanza, los maestros o profesores, y el sistema educativo vigente. El interés por despertar en los hijos una sana curiosidad por aprender, sumada a la buena praxis de los educadores, deben caminar de la mano, para reportar en los jóvenes una futura y exitosa madurez intelectual. La disciplina no está reñida con las buenas maneras. Asumir la disciplina en su justa medida y practicarla, puede convertirse en la autovía principal del éxito que nos proponemos. Si en este recorrido, enseñamos a disfrutar del paisaje con la excelencia de la lectura, la música, la pintura..., sacaremos el doble rendimiento a nuestro viaje. Ser disciplinados en todo aquello que nos propongamos, nos da la capacidad de aprender hasta el último instante de nuestra vida. Morir aprendiendo, es un buen título para la película de nuestra aventura.

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