el poder judicial y la credibilidad en la justicia

Con la caída del señor Dívar por motivos de sobra conocidos, ante nuestros propios ojos se inicia el hundimiento del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que deja al expresidente como un personaje indiferente en un contexto general muy distinto del perfil del juez discreto y comedido que hubiera sido deseable. Como una referencia ética.
Los actores de la vida judicial ya no nos sirven de referencia. No vemos claridad a través de sus actos. Entonces uno se pregunta qué tipo de Justicia, y por ello qué tipo de jueces tenemos en este país, o en qué condiciones se aplican las normas jurídicas al uso ante muchas sentencias que parten de la difícil tesitura de conciliar la conducta moral de estos personajes (como es el caso del recién caído presidente del Tribunal Supremo y CGPJ) con la equidad que se supone y exige de una justicia creíble como se preconiza.

Se deja al ciudadano en la legítima postura de la duda, la desobediencia, el desacato o la misma insubordinación a esos mismos jueces y sus autocomplacientes normas.

De un modo paralelo el navajeo ha comenzado en el seno del Poder Judicial. A la mala imagen ofrecida por parte de alcaldes, concejales, diputados, senadores, presidentes, banqueros (el Banco de España no podía ser la excepción) se acaba de sumar ahora el Poder Judicial en la figura de Carlos Dívar, quién se incorpora así a la triste estadística de Francisco Camps y otros dimitidos ilustres.

Se deja un gravísimo problema de credibilidad en la institución ante esa realidad de la calle donde las estrecheces que viene sufriendo gran parte de la sociedad le han otorgado al señor Dívar la precisión de una guillotina.

Te puede interesar
Más en Cartas al director