sobredosis de pesimismo

Estos días he creído ver a verdaderos muertos vivientes, caminando con la cerviz inclinada y la mirada perdida.
Cabizbajos, cejijuntos, meditabundos. Gente sin esperanza, azotada por la crisis, personas que cada día ven morir sus fugaces ilusiones. Es la nauseabunda herencia que nos está dejando los profetas de una cainita economía neoliberal-capitalista, que ahoga y empobrece sin parar a una inmensa mayoría de seres humanos. Sin necesidad de disparar un solo tiro, los mariscales del sistema ya han declarado la Tercera Guerra Mundial, cuyas consecuencias están siendo desvastadoras. Los expertos pronostican que este sordo, pero impecable conflicto social, dejará más cadáveres por el camino que una guerra convencional.

Y mientras todo esto sucede, nos cuentan que cada vez hay más personas que impúdicamente no paran de incrementar sus fortunas, conseguidas, en la mayoría de los casos, a costa de la sempiterna explotación del hombre por el hombre. Es la eterna historia, la más antigua de la Humanidad. Los que ingenuamente han defendido la utopía de una justa distribución de la riqueza y pensaban que los tiempos de la esclavitud ya habían pasado, que piensen en los millones de trabajadores, niños incluidos, que todavía son vilmente explotados a lo largo y ancho de este perro mundo. La reciente tragedia de Bangladesh es la prueba más fehaciente de la vigencia del esclavismo en pleno siglo XXI.

Delante de tan brutal sobredosis de pesimismo que acabo de destilar, pienso que aún soy un afortunado, porque, al menos hoy, he podido ir un rato en bicicleta y escribir este artículo. Son las pequeñas compensaciones que me distraen de la cruda realidad.

Y entre pedalada y pedalada, me acordé de una distinguida dama de rimbombantes apellidos: María de los Llanos de Luna, delegada del Gobierno en Cataluña, quien no hace mucho soltó por su boquita algo así: 'Es importante que haya pijos y ricos, son los que más gastan'; o seaaa?, Borja-Mari, lo largó así, sin apenas despeinarse. La última 'faena' de doña María: la entrega de un diploma a la Hermandad de Combatientes de la División Azul, integrada por veteranos y nostálgicos hitlerianos. Verdaderamente, ¿somos merecedores de tanta desgracia? Menos mal que, en medio de tan extrañas sensaciones, me entero de que han enchironado a un exbanquero y que los de la FAO han recomendado comer insectos para mitigar el hambre.

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