Malestar en Vilanova por el repentino traslado del cura

Alberto Santalices en una de sus últimas misas.
photo_camera Alberto Santalices en una de sus últimas misas.

Vilanova dos Infantes, en Celanova, verá renovada su atención pastoral tras la marcha de Alberto Santalices Martínez. El párroco oficiaba este pasado domingo su última misa al frente de la parroquia, a la que llegó en 2021 para suplir el gran vacío que dejó Adolfo Enríquez -asesinado en 2015 en un crimen sin resolver donde se perdió la pista de la Virxe do Cristal- y tras un intervalo que asumió Antonio Gómez Rojo, ante las lágrimas y el desconsuelo de los feligreses por verse nuevamente huérfanos de sacerdote.

Natural de Vigo, pero íntimamente ligado a Vilanova dos Infantes, de donde era originaria su familia paterna, Alberto Santalices habría sido reclamado por la Diócesis de Alcalá de Henares, donde fue ordenado un 17 de mayo de 2003 y que dejó hace ocho años con el deseo de estar más cerca de sus padres.  “Vilanova siempre será mi parroquia. El primer recuerdo que tengo de niño es acudir con mi abuelo al santuario de O Cristal”, les trasladó a los feligreses en la homilía dominical, las mismas manifestaciones que ayer repetía a este periódico donde enfatizó que “esos dos años han sido los más felices de mi vida sacerdotal”.

Pesar vecinal

Vecinos de la parroquia reiteraban ayer su pesar y su disconformidad con una decisión en la que señalaban al Obispado de Ourense, con cuyo máximo responsable, Leonardo Lemos, se llegaron a reunir hace unas semanas para trasladar el malestar por la decisión y, mismo le presentaron más de 500 firmas para tratar de frenar la marcha del párroco. “Nos sentimos engañados”, comentó alguno.

En estos dos años que ha estado al frente de Vilanova, Santalices ha sabido ganarse el cariño de los feligreses con su cercanía y afecto, integrándose muy bien en la comunidad. “Ayer -por el domingo- lloró todo el mundo en la iglesia”, comentaba otro testigo de la emotiva despedida en el templo. El sacerdote, que deja la puerta abierta a un futuro regreso a la provincia, declaraba que se va “feliz y en paz” porque fue un “orgullo” ser párroco de Vilanova y “con la cabeza alta. Dejando aquí grandes amigos, los feligreses son extraordinarios, esa es la gente que vale la pena”, dijo. De manera provisional, quedará a cargo de la parroquia José Joaquín Borrajo Iglesias, quien desde 2021 ejerce de rector del Santuario de O Cristal, siendo Santalices vicerrector. 

La tristeza por el traslado del párroco de Vilanova, contrasta con la situación que se está viviendo en los últimos meses en la vecina Celanova. Donde cada día aumenta el malestar vecinal por el nuevo rumbo dado en la Unidad de Atención Pastoral que, desde el pasado verano, dirigen los sacerdotes Santiago Fernández y Miguel Rodríguez. Un descontento sobre el cual, siguiendo la política habitual, no se ha querido pronunciar el Obispado, instando a los vecinos a trasladar sus inquietudes o malestar a través de la vicaria correspondiente.

Te puede interesar