SUCESO EN CELANOVA

Temor en Outomuro tras el atraco en el que perdió la vida una anciana

<p>Un vecino mira por la puerta que forzaron los asaltantes para acceder al edificio.</p>
photo_camera Un vecino mira por la puerta que forzaron los asaltantes para acceder al edificio.

Murió tras una crisis de ansiedad provocada por los asaltantes, armados y al parecer extranjeros, que se apoderaron de 200 mil euros 

La inquietud y el miedo se adueñan desde ayer de la localidad de Outomuro,en el Concello de Cartelle. Desde primera hora de la mañana la noticia de la tragedia se propagaba por toda la localidad, el atraco sufrido por una conocida familia del pueblo, que costaba la vida, a causa de un infarto, a Carmen Domínguez Álvarez, de 92 años de edad. Los hechos ocurrieron en torno a las 02,30 horas de ayer. Cinco desconocidos, encapuchados y tres de ellos armados con pistolas, irrumpían en la vivienda en la que vivía Carmen con su único hijo, José Antonio Cacheiro, de 59 años, que está separado.

Los asaltantes forzaron la puerta de aluminio del edificio en su  planta baja se ubica el supermercado de la familia. Tras superar un tramo de escalera, reventaron la puerta acorazada de acceso a la vivienda. Según relata un familiar de las víctimas, el fuerte ruido despertó a madre e hijo, que se vieron encañonados por las pistolas, al tiempo que los asaltantes, que al parecer tenían acento extranjero, los amenazaron de muerte y le reclamaron el dinero que tenían en casa. Consiguieron hacerse con 200.000 euros, desapareciendo con rapidez. Carmen Domínguez no pudo soportar la enorme tensión del momento y sufrió una crisis de ansiedad, que le provocó la muerte.

 Ninguno de los residentes en las casas próximas se percató de lo sucedido hasta que llegó la Guardia Civil, alertada por José Antonio Cacheiro. El juez ordenó el traslado de la anciana a Ourense para realizarle la autopsia, dictaminando el médico forense que su fallecimiento fue por causa "natural". Poco antes de las cuatro de la tarde el cuerpo de Carmen Domínguez era trasladado al tanatorio de Outomuro, donde quedó instalada la capilla ardiente.

Comercios emblemáticos

Tanto Carmen como José Antonio son muy conocidos y apreciados en toda la comarca. Ella dirigió durante décadas dos establecimientos comerciales emblemáticos en la zona. Una cafetería bar, que hace esquina entre las carreteras de Celanova y Seara y que hoy en día tienen arrendada. Ayer, a la hora del café, estaba abarrotada de personas que comentaban lo ocurrido. A escasos metros de la esquina y ya en la carretera de Seara, se encuentra el supermercado Cacheiro, que comercializa desde paquetería a muebles, zapatos, ropa, colchones y una gran variedad de artículos. Ocupa la planta baja de un edificio de reciente construcción, con fachada aún de ladrillo y por cuyo portal los asaltantes accedieron a la vivienda ocupada por José Antonio y Carmen. A estos dos establecimientos se suman en la actualidad un estanco y una oficina de Correos. Todos los negocios están dirigidos por José Antonio Cacheiro, que tomó el relevo de su madre y que, además, también trabaja de cartero.

Nadie en Outomuro se extraña de que hubiera tanto dinero en la casa asaltada. El tipo de negocios que regentaban los obliga a mover mucho dinero en metálico, "que moitos días tiñan que gardar na casa", afirma un familiar de las víctimas, quien reconoce que José Antonio le dijo en alguna ocasión "que tiña medo de que lle poidera pasar esto". 

Nadie se percató del asalto

La tragedia era el tema monográfico de conversación en los bares de la localidad, en los que se refugiaban ayer los vecinos para protegerse de la intensa lluvia que azotó la zona. Justo enfrente del bar Cacheiro, cruzando la carretera de Celanova, está el bar Rochelo, regentado por un sobrino de Carmen Domínguez, quien reconoce que nadie del entorno se percató de lo sucedido. "Só un veciño de aquí ao lado recorda que sobre esa hora oiu un ruido forte, pero pensou que procedía doutro bar próximo, no que se xunta a xuventude de noite". El propietario de este bar señala que a la hora del asalto, apenas quedaba ya nadie en el local y que se dio cuenta de que ocurría algo extraño "cando vin pasar á Guardia Civil".

A la puerta del bar otro grupo de vecinos apura un cigarrillo bajo el toldo que a duras penas les protege de la lluvia. Repiten la versión que circula por el pueblo sobre lo sucedido y reconocen el temor que reina en la zona: "Non vamos estar preocupados. Todos temos xente maior, moitos viven sós e o medo a que lles entren na casa e os mallen a golpes é moi duro", afirma uno de ellos entre la anuencia del resto.n 

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