Cohen y el cierre de una época

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photo_camera Cohen, durante un concierto en Holando. (BERGEN)

El canadiense y Dylan sobresalen en el Olimpo de los cantautores anglosajones. Ahora, con la muerte del autor de Suzanne, es inevitable la percepción de que un capítulo de la historia de la música se está terminando

En el Olimpo Original de los cantautores anglosajones de nuestra era (aquellos nacidos en los 40 y que se dieron a conocer en los 60), hay pocos nombres. Dos sobresalen muy por encima del resto, en popularidad e influencia. Hace algo menos de un mes, recibíamos la consagración definitiva de uno de ellos, y hoy, nos levantamos con la muerte del otro. Por supuesto podríamos añadir otros nombres, menos conocidos pero igual de talentosos (Nick Drake, Tom Waits, Neil Young, etc.) aunque sería voluntarista afirmar que ocupan un lugar similar en la historia de la música. Es inevitable que ante estos hechos tengamos, en un plazo muy corto, una sensación de cierre de época. 

Si con la muerte de Bach se suele decir que termina el Barroco, ¿no podríamos decir que con la muerte de Cohen termina la época clásica de los cantautores? Al fin y al cabo, ente él y Dylan, dieron forma y contenido a como entendemos esto de la canción de autor, y aún entre mi generación (aquella de los nacidos en los 80 y los 90) se dejan notar. ¿O es que acaso, el cantautor más importante con el que hemos crecido, Nick Cave, no le debe tantísimo a Cohen? Difícilmente nadie que hoy día intente crear algo dentro de este género podrá escapar demasiado, aunque sea mas de dos o tres pasos, de su sombra.

Por supuesto hay una trampa, un giro vital aquí, que es que los ciclos comunes en esta forma artística que es la música popular son muy cortos. Esto se debe a su en demasía dependencia de lo juvenil y su cultura. Es por eso, relacionado con cierta configuración industrial, por lo que recordamos cada década con sus estilos y sus subculturas particulares, y por lo que difícilmente nadie puede mantenerse en el candelero por más de dos décadas, y normalmente mucho menos que eso. Excepto casos de modernidad casi patológica (como ejemplo, otro recientemente fallecido, David Bowie) es muy raro ser igual de relevante para más de una juventud. La trayectoria más o menos común de una personalidad de la talla de Cohen es de década de esplendor, década de esplendor, madurez respetada, gloria; que suelen coincidir con su veintena y treintena, su cuarentena y de la cincuentena en adelante. Toda esta particularidad no quita, por supuesto, que haya ciclos largos más profundos y menos perceptibles a simple vista. Y aquí lo que trato de exponer, a raíz de la muerte de Cohen, es que el ciclo largo original de la música popular, tal y como se formó en los 60, se está cerrando. Con la muerte y llegada a la vejez de sus principales espadas, se constata que entramos en una era totalmente nueva, donde la referencia a esa década formativa está cada vez más lejana, es más sutil y mucho menos directa. También, donde el campo artístico está cada vez más y más cambiado, y es cada vez menos reconocible desde las formas originales. Su fallecimiento nos sirve para recordar el final definitivo de una época, y el dubitativo nacimiento de otra, donde ya no contaremos con los padres.

¿Para qué nos sirve esta reflexión? Para empezar a pensar cual es el lugar histórico de figuras supervivientes como Cohen, que ahora empezamos a ver con más perspectiva. Todos recordamos al canadiense, y lo seguiremos recordando, como el padre y mejor muestra de la canción intimista. Es difícil no rendirse a los encantos de Suzanne, Tower of Song, Famous Blue Raincoat, Hallelujah o, de su particular testamento, You Want it Darker.

Seguramente, si seguimos con las comparaciones con su compañero de Olimpo, nunca tuvo el espíritu vanguardista de Dylan, ni su fina capacidad musical, pero le superaba en capacidad de hacer canciones con raíces profundas en las biografías de cada cual. Para mí, personalmente, su leyenda siempre se sostuvo sobre tres discos: su debut (muy posiblemente uno de los mejores debuts jamás grabados), el disco de principios de los 70 Songs of Love and Hate y el I`m your Man. Hay mucho más donde bucear, por supuesto, pero estos son los sólidos pilares de una carrera excepcional.

¿Y qué tipo de figura era, musicalmente hablando? Para empezar destaca su tratamiento y cuidado por la parte lírica. Aquí sí, y creo que en un sentido más relevante que en Dylan, la música y su arreglo, se supeditaba a la poética. Cohen era, ante todo, un poeta. Con conciencia de su oficio, y como ejemplo de lo que fue este arte en la segunda mitad de siglo, tiene una poesía particular, ya muy bien conformada en su debut, que solo fue ampliándose y derivando, manteniendo una sólida coherencia. Sin querer meternos demasiado, las influencias de la alta literatura son claras. En el disco de I`m your Man podemos ver al Lorca de Un poeta en Nueva York, y en toda su obra, la querencia por Walt Whitman es muy presente. Poco a poco, hasta llegar a ese gran y conocidísimo himno sacro que es Hallelujah, el Talmud y luego, la imaginería oriental, fue cobrando fuerza. En sus discos de los 70 la literatura confesional al estilo de Henry Miller es muy presente, y sobre este transfondo de la lírica occidental, fue formando su reconocible estilo, que tiene cimas tan tempranas como Suzanne. En lo musical, siempre supeditada a lo conceptual de su lírica, es muy obvio el salto del cantautor de guitarra más o menos tradicional de su época de los 60-70, a las producciones marcadas por lo electrónico y el teclado en los 80 hasta la actualidad, que realmente ha sido su estilo más original (a veces, como en el Various Positions, con unas producciones que no han envejecido muy bien, hay que decirlo). Lo que realmente trasciende, aún así, y es y será siempre reconocible, es su profundidad y su calidad poética, difícilmente superable. Podemos obviar, más o menos, sus méritos musicales, pero sus letras son difícilmente eludibles.


Así pues, al calor del día de anuncio de su muerte (se dice que realmente murió el día 7 de este mismo mes), podemos y debemos empezar a pensar cual va a ser el lugar de este juglar, y cual es el vacío que nos deja. Dentro de este ciclo largo musical que antes comentábamos, Cohen es uno de los grandes padres de una subforma tan relevante como el cantautor. Uno de los que más ayudó a darle una altura artística y a una relación más estrecha con la poesía. En toda su obra se refleja su misticismo tranquilo, su bohemia de andar por casa, su romanticismo. Sin perder pie, ni salirse de su estilística un tanto burguesa y moderada, Cohen fue capaz de arrastrar y llegar a amplias capas de la población. Otra cosa que Dylan no consiguió, o por lo menos no en todas sus épocas. Desde luego (y como sabemos los que tuvimos la suerte de verlo en esta ciudad de Ourense en 2010), siguió dando muestras de su talento hasta el final, y firmó aún dos de sus mejores discos en sus últimos años, el Popular Problems y el You Want it Darker.

¿Será capaz esta nueva era que aún se está formando de ofrecernos autores de su talla artística? ¿Son los ya presentes del mismo nivel, o han cambiado tanto las formas de la canción que ya no resulta ni comparable, y Cohen es solo un recordatorio un tanto envejecido de una época pasada? ¿Hay sitio en la industria actual para popularizar y hacer llegar canciones como Hallelujah que se conviertan en himnos atemporales por casi todos conocidos? Quizás hasta dentro de unos años no nos daremos del todo cuenta del sitio dejado por el canadiense ni de la gravedad de su pérdida. En la vida de cada cual, siempre podremos emocionarnos un poco con The Stranger Song o cualquier otra de nuestra elección. Y es que, fuera de pensarlo en el gran marco de la historia, un artista siempre tendrá un significado personal que lo trasciende. Para cerrar, quedémonos con lo que ya podemos tomar como testamento, el single You Want it Darker, con una letra que roza la perfección, y aún no ha hecho ni un mes de publicación cuando estas líneas se escriben.

Si tú eres el que reparte las cartas, estoy fuera de juego
Si tú eres el que cura, significa que estoy roto y cojo
Si tuya es la gloria, mía debe ser la vergüenza
Querías más oscuridad,
nosotros apagamos la llama

Magnificado, santificado, sé tú el sagrado nombre
Vilificado, crucificado, en el cuerpo humano
Un millón de velas ardiendo por la ayuda que nunca llegó
Querías más oscuridad

Aquí estoy, aquí estoy
Estoy listo, Señor

Hay un amante en la historia,
Pero la historia es todavía la misma
Hay una nana para sufrir
Y una paradoja que culpar
Pero está escrito en las Escrituras
Y no es una demanda inútil
Querías más oscuridad,
Nosotros apagamos la llama

Están alineando los prisioneros,
Y los guardas están apuntando
Luché con algunos demonios
Eran de clase media y mansos
No sabía que tenía permiso para matar y mutilar
Querías más oscuridad

Aquí estoy, aquí estoy
Estoy listo, Señor

Si tú eres el que cura, significa que estoy roto y cojo
Si tuya es la gloria, mía debe ser la vergüenza
Querías más oscuridad,
nosotros apagamos la llama

Magnificado, santificado, se tú el sagrado nombre
Vilificado, crucificado, en el cuerpo humano
Un millón de velas ardiendo por el amor que nunca llegó
Querías más oscuridad

Aquí estoy, aquí estoy
Estoy listo, Señor

Si tú eres el que reparte las cartas, déjame fuera del juego
Si tú eres el que cura, estoy roto y cojo
Si tuya es la gloria, mía debe ser la vergüenza
Querías más oscuridad,
nosotros apagamos la llama
Aquí estoy, aquí estoy
Estoy listo, Señor

Aquí estoy, aquí estoy
Aquí estoy, aquí estoy

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