Arte et Alia

La naturaleza que nos envuelve de Sula Repani

"Dos obras en el comedor", que es de las dos la más importante.
photo_camera "Dos obras en el comedor", que es de las dos la más importante. En el texto, "Gran nocturno".

Expone Sula Repani (Chryssoula Repani, Atenas, 1959) una cuidada selección de obras de los últimos años. Están en la calle del Paseo, en Elga interiorismo. Lucen aquí como nunca, combinadas con el mobiliario y accesorios, viéndose el alcance y conveniencia de cada propuesta en los distintos espacios del piso en el histórico inmueble. Este es el riesgo, para los artistas de salas de exposiciones, pues cuantos exponen en este contexto, acostumbran hacerlo donde están sólo las obras, con la única variante puesta en las miradas hacia los contenidos internos de cada uno… algo para lo que la generalidad de la gente no está preparada.

Esta, que se maneja hoy en la dispersión, necesita de espacios al acaso, accidentales, como este, una tienda de ropa o un hotel, sea o no monumento. El buen gusto desde la selección hace al público mas proclive al disfrute, ese público que huye de las alecciones de las salas monográficas o museos contemporáneos, siempre especializadas para la minoría. 

Aquí, completando el equipamiento del apartamento, coloca Sula una selección de su trabajo de estos dos o tres últimos años, “enfocado sobre todo a la naturaleza y cómo esta puede envolver al ser humano” , como nos apunta. Ese es, ciertamente, el espíritu; ese era, y sigue siendo su esencia. Desde una imaginativa ensoñación la visitamos, y así la mostramos… desde el gran nocturno en el campo en que la artista pinta una pareja con las espaldas sobre la madre tierra contemplando la luz de la luna detrás de los nubarrones, que se presiente sobre ese brazo de mar, cuyas tierras tan próximas nos lleva a espacios de la costa griega mas que de la costa gallega. Aunque por el “refuego” cálido del astro nos parezcan los rayos finales del sol en un día que se oscureció súbitamente. He aquí el tempo de la muestra, contemplativo y gozoso, y también ambivalente.

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Un agosto etéreo contempla la joven que mira/admira las aves en la costa entre islas, y pesca; el mar y el cielo con el toro y la luna, toro de nombre Zeus que lleva a la muchacha Europa, dorada y raptada. Son pequeños momentos, grandes de intensidad sensorial, nocturnos o diurnos, en playas griegas, con amapolas y Egina, los barcos y la luna que a veces “en el mar riela”.

Las aventuras en un árbol, la gallina y el huevo, y érase una vez, dan paso a los pájaros en la cabeza. Así el arte de Sula Repani quien, desde su sudeste mediterráneo natal, peninsular de Atenas e isleño de Lesbos, viajó a Barcelona, donde le aguardaba su destino, al que siguió hasta Tamallancos, concello de Vilamarín, Ourense. Aquí con Miguel Karballo, dibujante y pintor, conformó familia, hogar, en una casa tienda y sala de exposiciones, ilusión compartida denominada “Obradoiro de Artes”, con editorial y talleres. Aquí nacieron libros y cuadros, mientras los pies de vid traídos de Lesbos crecían, enraizándose, en el porche trasero, mirando al sol de los Chaos de Amoeiro. Al salir, “Luna para siempre”, obra que da título a la exposición.

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