Sam Mendes: 'Siempre seré y siempre me sentiré un 'outsider' en América'

El director de cine Sam Mendes.
Sam Mendes, el director de 'American Beauty' y de 'The Bridge Project', dice que quiere seguir con 'el reto' de compaginar el teatro, su 'primer amor', y Hollywood a pesar de la presión y a pesar de ser consciente de que por muchos 'oscar' que le den siempre será un 'outsider', un 'inglés' en América.

No se puede estar más feliz de lo que está Sam Mendes con 'The Bridge Project', el plan teatral transoceánico que desarrollará hasta 2011 junto a su socio Kevin Speacy, con actores británicos y americanos, porque ha sido y es, según dice en una entrevista con Efe, 'una experiencia sensacional', en la que el año pasado los 'platos fuertes' fueron Madrid y Epidauro (Grecia).

Por eso, subraya, el 'Bridge' vuelve a Madrid, al Teatro Español, donde se representarán desde el día 29, en días consecutivos, las dos obras escogidas para su segunda edición: 'Como gustéis' y 'La tempestad', de Shakespeare.

El 'Bridge', un especie de 'rompecabezas en 3D' por los 'líos' de logística, contratos y presupuesto que acarrea un tour en tres continentes, es un esfuerzo conjunto que tiene en un extremo a la americana Brooklyn Academy of Music (BAM) y en el otro al londinense Old Vic.

'Es fantástico, disfruto con todo, aunque no todo sea perfecto, pero para mí la gran sorpresa, lo más emocionante, fue encontrarme con Madrid y Epidauro, con ese entusiasmo tan poco habitual, con una nueva cultura teatral'.

Adora Madrid, porque la ciudad está 'llena de vida', El Español es 'un gran teatro' y la audiencia, 'fabulosa', por eso, revela, cuando estaba planificando la gira de este año todos le pidieron que 'por favor' incluyera a la capital española.

A pesar de ello, él no podrá visitarla en esta ocasión: 'ahora es complicado, quizá el año próximo', desea.

El director, ganador en 1999 de un Oscar por 'American Beauty', cree que el debut del proyecto fue 'arduo' porque 'los americanos eran muy americanos y los británicos muy 'british'' y había que esforzarse en intentar 'unificar' las 'diferentes sensibilidades'.

En esta segunda edición -estrenada en enero en Nueva York y con escalas en Hong Kong, Singapur, París, Madrid, Recklinghausen (Alemania) y Amsterdam antes de clausurarse a finales de agosto en Londres- la compañía es más homogénea: 'Ahora todo es más orgánico, todos vamos a lo mismo de la misma forma', afirma.

Simon Rusell, Ethan Hawkes, Rebeca Hall y Sinead Cusack han sido sustituidos este año por Stephen Dillane, Christian Camargo, Juliet Rylance y Ron Cephas.

'Habrían repetido, pero no les habría compensado económicamente, porque son muchos meses de gira, apartados de cualquier otra cosa. Les hubiera gustado hacerlo pero todos necesitamos ganar algo de dinero de vez en cuando y también descansar', ríe.

Mendes (Reading, 1965) es uno de los pocos profesionales que compagina el teatro con el cine: 'Me es esencial continuar en el teatro, porque es con lo que empecé, mi primer amor, pero dirigir cine me permite contar historias y trabajar con los actores'.

El reto de hacer ambas cosas le atrae cada vez más, porque le gusta 'la presión' e imponerse 'mayores retos' y revela que consigue 'mantener la cabeza en su sitio' porque evita en lo posible el 'subidón de ego' que conlleva en la industria del cine manejar un presupuesto de 'millones y millones de dólares' y dirigir 'todo el proceso'.

'Bridge', afirma, le ha hecho 'mejor y más rápido', le ha enseñado lo que es tener 'una misión, porque este proyecto no es sólo una obra de teatro ni solo una compañía', tanto, sostiene, que ahora entiende el mundo 'de otra manera'.

A pesar de que se ha publicado que dirigirá la entrega número 23 de la saga de '007', y que por ello ha abandonado el proyecto de 'El predicador', Mendes puntualiza que aunque 'lo próximo' que hará es una película, 'de verdad, de verdad', aún no sabe cuál.

'Adoro América, me ha proporcionado a una gente fantástica con la que trabajar pero creo que es el tiempo de hacer un par de películas que no tengan nada que ver con este país, en el que siempre seré y en el que siempre me sentiré un 'outsider' (intruso)'.

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