El mexicano Fermín Espinosa 'Armillita Chico', figura clave en la historia de la tauromaquia del siglo XX, es el hilo conductor del libro 'El secreto de Armillita', escrito por José Carlos Arévalo, una obra clave para entender el devenir del toreo.
Juan Miguel Núñez'Armillita' (1911-1978) fue 'el líder de una época gloriosa del toreo mexicano, su Edad de Oro, que va de 1930 a 1946', y eso, en palabras de Arévalo, da una idea de lo que fue 'su gran aportación a este arte en su máxima intensidad'.
En la presentación de la obra, hoy, en la plaza de toros de Las Ventas, el autor evocó la transcendencia del estilo y la personalidad de 'Armillita', al decir de él que 'transformó el toreo de parón por el toreo parado de reunión, quedándose dentro de la suerte para terminar ligando los pases'.
En esa forma de entender y poner en práctica unos cánones distintos a los habituales en la lidia es donde nace lo que ahora se llama el temple. Y desde esa virtud, afirma Arévalo, 'hay que considerarlo precursor del toreo ligado en redondo'.
El autor habló del personaje más que del libro, proclamando su grandeza como figura del toreo al asegurar que 'en España superó a Domingo Ortega y Manolo Bienvenida, nada menos'.
Del libro en si se ocupó el periodista mexicano Juan Antonio de Labra, que lo catalogó 'de una gran brillantez intelectual'.
'Un libro en el que, como el mismo Arévalo suele decir, se cuenta la verdad verdadera. Y revela muchos datos interesantes pero sin estar lleno de fechas', señaló de Labra.
Una acotación que hizo el periodista mexicano para adivinar situaciones que de alguna manera pudieron ser determinantes en aquella época fue el boicot de 1936, primero a los toreros mexicanos en España, y posteriormente a los españoles en México.
Dice Arévalo en el libro que 'Armillita' fue el principal destinatario de aquella maniobra, 'dado que, por primera vez en la historia no iba a ser un espada español, sino un mexicano, quien liderara el planeta de los toros'.
Pero 'Armillita' como torero, dijo en otro momento De Labra, nunca tuvo complejos ni amargura, y lo demuestra en su vuelta a España en 1945. Todo el mundo hablaba de su maestría, de su impecable oficio, pero eso, a secas podría entenderse como algo frío. Se pregunta entonces de Labra '¿cómo no se va a tener arte también para cortar un rabo en Sevilla?'
Especialmente emotivas las palabras del hijo mayor, Manuel Espinosa 'Armillita', también matador de toros, como sus hermanos Fermín y Miguel, y que habó en nombre de los tres.
'Nuestro padre como torero alcanzó casi la perfección, y como hombre fue algo incomparable: nunca se le oyó hablar mal de nadie, y menos de un torero. Nunca un comentario despectivo, al contrario'.
Es más, 'cuando todos aceptaban su superioridad en el ruedo, sin la más mínima duda, era él precisamente quien se restaba méritos. Persona de una sencillez completa, lo prueba que nunca hablaba de sus grandes faenas, y cuando se las recordaban, él espetaba:'¡ah, pues hubo mucha suerte ese día!''.
Torero moderno de raíz antigua, otra gran obra de 'Armillita' fue la proyección que alcanzó a través de sus hijos, tres carreras en el ruedo igualmente ejemplares, de uno de los cuales, Miguel, alguien recordó que 'en esta plaza de Las Ventas nadie ha toreado al natural como lo hizo él en 1992. Ése fue también un bonito homenaje al toreo que va de España a México y viceversa'.
El acto fue introducido por el escritor Carlos Abella, director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, que utilizó la cita de uno de sus libros para resaltar de 'Armillita' 'su técnica endurecida y su capacidad'.
También el embajador de México en España, Jorge Zermeño, resaltó 'la importancia del toreo como vínculo que une a estos dos pueblos. Es bueno que la sensibilidad por lo taurino refuerce nuestro hermoso hermanamiento'.
Ejemplo de lo que 'Armillita' representa como 'espejo de toreros', la numerosa presencia en el acto de varios de ellos, los mexicanos Eloy Cavazos, Eulalio López 'Zotoluco', Octavio García 'El Payo', Arturo Saldívar y el novillero Sergio Flores, así como el colombiano César Rincón, y los españoles Curro Vázquez, José Miguel Arroyo 'Joselito', y la novillero Angela Hernández.
En la presentación de la obra, hoy, en la plaza de toros de Las Ventas, el autor evocó la transcendencia del estilo y la personalidad de 'Armillita', al decir de él que 'transformó el toreo de parón por el toreo parado de reunión, quedándose dentro de la suerte para terminar ligando los pases'.
En esa forma de entender y poner en práctica unos cánones distintos a los habituales en la lidia es donde nace lo que ahora se llama el temple. Y desde esa virtud, afirma Arévalo, 'hay que considerarlo precursor del toreo ligado en redondo'.
El autor habló del personaje más que del libro, proclamando su grandeza como figura del toreo al asegurar que 'en España superó a Domingo Ortega y Manolo Bienvenida, nada menos'.
Del libro en si se ocupó el periodista mexicano Juan Antonio de Labra, que lo catalogó 'de una gran brillantez intelectual'.
'Un libro en el que, como el mismo Arévalo suele decir, se cuenta la verdad verdadera. Y revela muchos datos interesantes pero sin estar lleno de fechas', señaló de Labra.
Una acotación que hizo el periodista mexicano para adivinar situaciones que de alguna manera pudieron ser determinantes en aquella época fue el boicot de 1936, primero a los toreros mexicanos en España, y posteriormente a los españoles en México.
Dice Arévalo en el libro que 'Armillita' fue el principal destinatario de aquella maniobra, 'dado que, por primera vez en la historia no iba a ser un espada español, sino un mexicano, quien liderara el planeta de los toros'.
Pero 'Armillita' como torero, dijo en otro momento De Labra, nunca tuvo complejos ni amargura, y lo demuestra en su vuelta a España en 1945. Todo el mundo hablaba de su maestría, de su impecable oficio, pero eso, a secas podría entenderse como algo frío. Se pregunta entonces de Labra '¿cómo no se va a tener arte también para cortar un rabo en Sevilla?'
Especialmente emotivas las palabras del hijo mayor, Manuel Espinosa 'Armillita', también matador de toros, como sus hermanos Fermín y Miguel, y que habó en nombre de los tres.
'Nuestro padre como torero alcanzó casi la perfección, y como hombre fue algo incomparable: nunca se le oyó hablar mal de nadie, y menos de un torero. Nunca un comentario despectivo, al contrario'.
Es más, 'cuando todos aceptaban su superioridad en el ruedo, sin la más mínima duda, era él precisamente quien se restaba méritos. Persona de una sencillez completa, lo prueba que nunca hablaba de sus grandes faenas, y cuando se las recordaban, él espetaba:'¡ah, pues hubo mucha suerte ese día!''.
Torero moderno de raíz antigua, otra gran obra de 'Armillita' fue la proyección que alcanzó a través de sus hijos, tres carreras en el ruedo igualmente ejemplares, de uno de los cuales, Miguel, alguien recordó que 'en esta plaza de Las Ventas nadie ha toreado al natural como lo hizo él en 1992. Ése fue también un bonito homenaje al toreo que va de España a México y viceversa'.
El acto fue introducido por el escritor Carlos Abella, director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, que utilizó la cita de uno de sus libros para resaltar de 'Armillita' 'su técnica endurecida y su capacidad'.
También el embajador de México en España, Jorge Zermeño, resaltó 'la importancia del toreo como vínculo que une a estos dos pueblos. Es bueno que la sensibilidad por lo taurino refuerce nuestro hermoso hermanamiento'.
Ejemplo de lo que 'Armillita' representa como 'espejo de toreros', la numerosa presencia en el acto de varios de ellos, los mexicanos Eloy Cavazos, Eulalio López 'Zotoluco', Octavio García 'El Payo', Arturo Saldívar y el novillero Sergio Flores, así como el colombiano César Rincón, y los españoles Curro Vázquez, José Miguel Arroyo 'Joselito', y la novillero Angela Hernández.
