La ilustradora gallega participa en el 17º Encontro Galego de Ilustración, donde repasará su trayectoria en el sector de los videojuegos
Susy Broullón parafrasea al creador de Mario Bros con la naturalidad de quien ha vivido con este hobby toda su vida. “¿Que los videojuegos son malos? Lo mismo dijeron del rock’n’roll”, apuntaba Shigeru Miyamoto, un lema que la ilustradora gallega adopta como propio: nacida en Cangas do Morrazo, Broullón lleva diez años trabajando en Barcelona para algunas de las empresas más potentes del sector, primero en Gameloft y luego en King, los creadores de Candy Crush.
Este sábado, 14 de noviembre, la ilustradora participará como ponente en el 17º Encontro Galego de Ilustración, organizado por la Asociación Galega de Profesionais da Ilustración (AGPI). Este año será un evento online y gratuito -aunque hace falta inscribirse antes-, y girará en torno a la ilustración más allá del papel, con la participación de Javi de Castro, Montse Piñeiro y la abogada Isabel Méndez, además de Broullón.
Susana Broullón (Cangas do Morrazo,1987) é artista senior de videoxogos. Iniciou a súa carreira como game artist en Gameloft, onde levou a cabo a arte conceptual e interface para diferentes títulos, entre os que destacan "Despicable me: Minion Rush" e a franquicia "Asphalt". pic.twitter.com/f2oxf8HVE2
— AGPI (@_AGPI) November 10, 2020
El evento plantea las posibilidades más allá de la ilustración editorial, ¿qué papel juegan aquí los videojuegos?
Son una alternativa, y veo al sector de la ilustración cada vez más abierto a nuevos caminos, y también al público. Cuando yo empecé todo era nuevo, había mucho recelo con lo que a mí me gustaba: el manga, la animación, los videojuegos eran cosas raras, de nicho… y ahora ya ves: hace poco, Bad Gyal, una artista urbana de mucho éxito, me pidió la portada de un single con estilo anime, con toda naturalidad.
Tú has vivido este cambio de mentalidad en primera persona en tu carrera profesional.
Sí, yo empecé a dibujar de pequeña, y me aficioné a esto que te decía -leía cómics, jugaba…-, pero siempre me decían que no me iba a servir de nada, que no había futuro. En la charla de AGPI hablaré, precisamente, de cómo ha sido este proceso, de cómo mis hobbies de pequeña se convirtieron en mi profesión.
De hecho, tu especialidad actual ni siquiera existía hace algunos años.
Exacto. Últimamente me he centrado en el ámbito de la experiencia de usuario [La forma en la que los jugadores interactúan con el videojuego, buscando que esta sea lo más sencilla, fluida y atractiva posible], y es un campo que -por lo mismo que te decía- antes no se abordaba, ni siquiera desde los propios estudios de videojuegos.
¿Por qué?
Porque el modelo ha cambiado. Antes los jugadores compraban el juego y ya está, que los menús fueran algo engorrosos o la experiencia no fuera óptima no iba a hacer que devolvieran el juego… pero ahora que muchos juegos son gratuitos y hay tanta oferta, con que haya algo que no les guste o no les funcione, se lo van a desinstalar del móvil y a otra cosa.
Después de una década en el sector, ¿qué dibujas en tu tiempo libre? ¿Cómo equilibras aquella pasión inicial con todo lo que conlleva un trabajo?
Es un tema importante, porque hoy en día mi trabajo es muy técnico, muchas reuniones y poca faena directamente a nivel artístico. Intento encontrar el equilibrio: ahora, por ejemplo, en mi tiempo libre estoy dibujando mucho en papel, que es algo que hacía tiempo que no hacía. Hace poco hice mi primer grafiti, y el año pasado estuve en una residencia artística… estoy en un momento en que me empiezan a llamar de nuevo mis raíces.
Hablando de raíces, ¿qué te parece que en Galicia se celebren eventos como el encuentro de AGPI?
Me encanta, ¡ojalá hubieran existido este tipo de iniciativas cuando yo era pequeña! Me parece muy guay que haya encuentros como este, para visibilizar el talento que hay aquí; en Galicia tenemos mucha gente buena y válida. De hecho, ahora mismo estoy en Cangas, gracias al teletrabajo he podido volver a casa un tiempo. De cara al futuro estoy viendo cómo hacer algo por aquí, me llama la tierra.
