TERCERA DIVISIÓN

El Arenteiro dejó escapar el triunfo en el descuento

O Carballiño 2/3/19
Fútbol en espiñedo
Arenteiro-Somozas

Fotos Martiño Pinal
photo_camera El defensa verde Adrián Pol discute con el visitante Gerardo Carrera. (FOTO: MARTIÑO PINAL)

Los de Gelucho se habían adelantado al final del primer tiempo con un gol de Fajardo al transformar un penalti

Arenteiro 1-1 Somozas

 

El Arenteiro se quedó con la miel en los labios y no pudo celebrar un triunfo que tenía casi logrado, al ver como el Somozas logró el empate en el tiempo de descuento, tras hacer un partido muy ramplón.

Los locales sabían de la importancia del partido. Las diferentes charlas en el vestuario, con entrenador y también directivos, valieron como bálsamo en los verdes. Salieron muy enchufados y tuvieron la mejor ocasión para adelantarse en el marcador a los ocho minutos. Fue el joven Iván Rubio el que, con una vaselina, casi sorprende a Manu Cendrón que se tuvo que emplear a fondo para mandar a saque de esquina. Solo un minuto más tarde, una falta rematada por Cassio obligó de nuevo al meta visitante. El Arenteiro estaba con viento a favor, aunque el Somozas tampoco se lo ponía muy difícil.

El primer contratiempo para los de Gelucho llegó a los 23 minutos. Iván Rubio, que estaba siendo el mejor de los suyos, tuvo que dejar el campo por lesión. Con su marcha, el Arenteiro perdió una de sus referencias ofensivas.

El partido caminaba sin mayores sobresaltos ya que el Arenteiro no podía y el Somozas no estaba por la labor. Cuando ya se había cumplido el minuto 45, llegó el gol local. Fajardo metió un pase entre líneas a Hugo Sanmartín que veía como el portero Manu Cendrón le derribaba con el consiguiente penalti. Fajardo no perdonó el regalo y superó al meta visitante con un disparo raso y pegado al poste.

En la segunda parte, con el resultado a favor, el equipo verde se replegó y pudo sentenciar el partido en un par de contras. Pero Hugo Sanmartín no acertó en el último pase y el partido seguía abierto.

El Somozas, sin mucho ímpetu, iba haciéndose dominador del juego. También porque el Arenteiro, cada vez más, tenía miedo a perder el partido. Y en el en 92 llegó la tragedia. Gerardo, un jugador tan genial como indolente, se sacó de la chistera una rabona que Joseba para dejarlos helados.

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