FÚTBOL PROVINCIAL

Banquillos de ayer y de hoy

OLos entrenadores ourensanos Iván Alonso (i) y Remigio, en el campo de O Couto (JOSÉ PAZ).
photo_camera Los entrenadores ourensanos Iván Alonso (i) y Remigio, en el campo de O Couto (JOSÉ PAZ).
Remigio analiza su etapa en un mundo que abandonó en los años 90 e Iván Alonso lo contrasta con la función de los entrenadores en la actualidad

Los banquillos del fútbol provincial son noticia esta semana con el Ourense CF o el Arenteiro en el candelero. Entrenadores jóvenes y veteranos que entran y salen de equipos con más o menos ambición. Es el pan de cada día en una "profesión" que ha cambiado mucho con el paso de los años. Dos entrenadores de generaciones muy separadas analizan la vida y entorno en los banquillos.

José Fernandez "Remigio" (73 años) dejaba de entrenar a finales de los 90, cuando era cesado del AD Vilamarín, mientras que el actual entrenador del Peroxa Iván Alonso (28a años) le daba sus primeras patadas al balón en su pueblo, en de Carballeira de Avia.

"Alfonso Vilachá me comió el cerebro para que entrenara en los juveniles y luego, haciendo el curso de nacional, coincidí con Javier Irureta, Iribar, Toni Grande y compartí habitación con Félix Carnero. Ahí se encendió la chispa", recuerda Remigio sobre sus inicios.

Entre las anécdotas de ese cursillo, no entendía como se podía cuestionar a su profesor José Luis Álvarez, que además era director de INEF en Madrid, "el único de España, cuando ahora hay salpicados por todos lados. Él pregonaba que la preparación física en el atletismo no era una herejía y nos la inculcaba a unos cuantos que ya llevábamos los genes en la cabeza. De hecho, sigo haciendo deporte porque es una manera de vivir".

El también extécnico del Celanova, con el que ganó la liga en 1995, siempre creyó en el jugador talentoso: "Algo que no se entrena, pero luego hay que poner la preparación física al servicio del talento y lógicamente cierto orden táctico. Un equipo es como una empresa, hay que hacer el pan por la noche, otros lo van a repartir y luego está el que controla toda la panadería".

Como observador del fútbol, Remigio entiende que ahora los entrenamientos son más individualizados: "Antes para entrenar a un equipo pequeño había que hacer de todo. Ha evolucionado el fútbol, y supongo que para bien, pero a grandes niveles a los jugadores creo que le come la personalidad y  el exceso de dinero. Yo fui un amante de la base y hay que desengañar a los chavales. Mi lema era si estudias o trabajas, lo primero es eso y luego el tiempo que te sobre jugar al fútbol u otro deporte".

Sobre su metodología de trabajo, el veterano exentrenador siempre fue un enamorado de la preparación física, "de hecho siempre catalogaron que mis equipos eran de atletismo. En donde no había talento, había que exprimir lo físico para contrarrestar a los mejores, con aquellas botas o un balón, Mikasa que te rompía la cabeza".

En el primer día de entrenamiento semanal, Remigio dedicaba un cuarto de hora de charla. "Primero hablaban los jugadores, porque luego tenía donde dirigir las armas y le ponía la guinda. Cuando era algo que no me interesaba se lo decía de manera particular. No era un dictador, porque  no se va a ninguna parte".

Si hay algo que defiende a capa y espada es el resultado por encima del juego. "Aunque ahora te vendan motos, en el fútbol se juega para ganar. Hay que valorar y respetar todos los métodos. Desde que llegó la filosofía al fútbol, son frases bonitas y buscan explicaciones para todo".

A Remigio siempre le encantaron los jugadores que desbordan, "pero ahora el que juega bien con la zurda lo ponen por la derecha obligándolo a que fracase; además, quieras o no, en el fútbol prima la velocidad y son los más jodidos de ganarles. Si hoy no se centra es porque no hay rematadores".

En los años 90 manifestaba en estas páginas que los entrenadores "somos un nido de buitres y lo sigo sosteniendo. En un equipo en dificultades siempre verás a seis o siete entrenadores en la grada esperando a ver si se cae".

Iván Alonso, el presente

Al técnico del Peroxa le tiraba más entrenar que jugar: "Como jugador era bastante flojito cuando terminé de jugar en el Lodairo. El fútbol me vuelve loco, me imaginaba mis alineaciones cada fin de semana y comencé entrenando en la base de CD Ourense".

Alonso es de la generación de nuevos entrenadores que lo tienen todo en un click: "Quizás sea la primer diferencia con los de antes. Ahora tenemos demasiada información y como hay de todo hay que saber filtrar también todo lo que realmente nos llega".

También entiende que antes la figura del entrenador era autoritaria, recta, inamovible "donde la plantilla iba con él al 100% y quizá ahora sea más al convencimiento."

En la actualidad los técnicos a nivel provincial están rodeados de más colaboradores, "lo cual te ayuda a dedicarte todo el tiempo al juego y lo que es tu equipo. En aquel entonces muchos entrenadores, por su intuición y experiencia, eran capaces con frases o lo que veían en el partido, modificarlo todo. Quizás ahora los jugadores no tienen ese fútbol de calle, que es una de las desventajas que tenemos al explicarles mucho más y darles casi todo preparado".

En el contexto actual de este deporte, a los técnicos y a quienes colaboran "tenemos más exposición, pero se nos está dando valor a nuestro trabajo, pero sin perder la esencia. Esto sin futbolistas no existe y los que lucen son ellos, que nos hacen buenos a nosotros".

Iván Alonso se autodefine como un técnico práctico, "porque puedo  intentar llegar más al jugador por conocimiento, que con el discurso como el que puede tener un exfutbolista. Mi experiencia es muy corta y la intuición aún la estoy descubriendo".

Para el entrenador del Peroxa lo primero es saber a qué club se ha llegado, los jugadores y los objetivos, "pero sobretodo adaptarse a lo que te encuentras cada fin de semana. Podemos jugar a todo, pero hay que saber cuando jugarlo. No me pongo ningún extremo y me identificó con Bielsa o Klopp porque son equipos de autor, la imagen de un trabajo exhaustivo, yendo al detalle, de equipos muy intensos y transiciones ida y vuelta. Luego da la sensación de grupo por la admiración que tienen hacia su entrenador y compañeros".

Sobre la estabilidad de los entrenadores en los banquillos, "la mayor dificultad es que se vive la inmediatez de querer todo ya. Es como todo lo malo cae sobre nosotros, cuando creo que hay más cosas que ganar el fin de semana".

Si hay algo que no perdonaría IvánAlonso es la falta de respeto. En ese sentido se muestra intransigente "ante el desplante de un jugador a un compañero o hacia mi persona, porque en el partido todos fallamos o acertamos. Además, pienso que la virtud de cada jugador se ponga al servicio del colectivo".

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