Carter, de soldado raso a 'general'

 (Foto: José Paz)
La metamorfosis de Jared Carter en el partido del pasado sábado ante el Burgos es tan inesperada como ilusionante. Duplicó sus números en todas las parcelas del juego, y lo más importante fue decisivo en el desarrollo del partido.

El nuevo speaker lo bautizó como 'general Carter' y el Pazo se puso en pie en cada acción del pívot norteamericano. Tapones, rebotes, canastas... el dueño de las zonas con el permiso de un Pep Ortega imperial.

Dobles dígitos (10 puntos y 11 rebotes) para un pívot condicionado en el juego por su pasado. Todo nuevo para un jugador anclado en el ostracismo absoluto en su etapa universitaria y acostumbrado a pulular por la pista sin exigencia alguna en ligas de bajo nivel. Referencias ridículas para un jugador con físico, ganas y condiciones para explotar a poco que siga teniendo quién se encargue de pulirlo.

El COB apostó por él. El agente del jugador, la opinión de Jauma Ponsarnau (ex entrenador del Manresa) y del director deportivo del Obradoiro (José Luis Mateo) acabaron de convencer a un Gonzalo García de Vitoria que aventuró desde el inicio un rendimiento complicado de pronosticar. Ahora se empieza a ver el resultado aunque el técnico del COB ya reconoce desde hace tiempo que apostaría por su renovación incluso cuando su rendimiento no era ni parecido al del pasado sábado.

Bote y gancho dentro de la zona, obligación de jugar mano a mano a mano si recibe fuera de ella y contundencia cada vez que encare el aro son las tres obligaciones que le marca el cuerpo técnico. Los primeros pasos adelante de un jugador con rol secundario hasta ahora y que podría darle un salto de calidad enorme al equipo si confirma la última impresión. De soldado raso a general en tiempo récord. El MVP de la grada y quizá el cheque al portador que haya descubierto un COB concienciado de trabajar a medio plazo y no con la goma de borrar como recurso.

Ahora Carter debe demostrar que lo de Burgos no fue sólo una ilusión óptica.

Te puede interesar