Colofón perfecto a un año memorable para el Ourense CF

Los jugadores del Ourense CF celebran el segundo gol, conseguido por Jerin.
photo_camera Los jugadores del Ourense CF celebran el segundo gol, conseguido por Jerin.
El Ourense CF derrotó al Oviedo B y logró un histórico ascenso con un ambiente de gala

El Ourense CF ya puede decir bien alto que es nuevo equipo de Primera Federación. El domingo 28 de abril del año 2024 quedará marcado para siempre en la historia del club como la proeza más importante conseguida hasta el momento, porque están empeñados en seguir creciendo. Despacio, sin prisa, sin hacer mucho ruido y con más ilusión que nadie.

Fue todo tras derrotar al Oviedo B por 2-0. Algo que todo el mundo pensaba que iba a suceder, pero en el fútbol se han visto de todos los colores. Pero la fiesta estaba preparada y nada podía salir mal. No sería justo. Las cuentas estaban claras y la confianza, sobre todo después del golpe sobre la mesa dado en Pontevedra la pasada semana, era máxima. 

El campo de Oira se vistió con sus mejores galas y presentó la mejor entrada de la temporada. Nadie quería perderse el momento y desde antes de comenzar el partido, animaban a los suyos.

Como ha sido habitual a lo largo de toda la temporada, los jugadores de Rubén Domínguez salieron muy fuertes. Y a los seis minutos desataron la locura en la afición. Internada de Fernando Andrada por la derecha, centro medido y preciso al corazón del área y allí aparece la cabeza de Gonzalo Di Renzo para mandar la pelota al fondo de la red. El “killer” azulón, que llegó en el mercado de invierno para suplir la marcha de Amin, cayó de pie en el equipo desde el primer día.

No podían empezar mejor las cosas. Un gol que daba tranquilidad y aun por encima el Fabril también le marcaba al Pontevedra. Nada podía salir mal. Los primeros quince minutos del encuentro fueron un monólogo ourensanista ante un joven Oviedo B que no daba encontrado su sitio. Querían el segundo los azulones y poco le faltó para conseguirlo. En el minuto 9 una pelota que peleó Gabri Palmás y se llevó “por narices”, se la cedió a Alberto Gil que remató, pero Sidi Eddey la saco bajo palos cuando ya se colaba. En el 12, Álex Gil prueba con un buen disparo que ataja el meta ovetense. En el 13, de nuevo Di Renzo en jugada personal, estrella su “zambombazo” en el lateral de la red. Y en el 17, falta peligrosa que ejecuta Alberto Gil y tras dar en la barrera se marcha a saque de esquina. Era una cascada de ocasiones locales a las que solo le faltaba la guinda del segundo gol. 

Cambio el tiempo en Oira. El sol dio paso a una tromba de agua que nubló las ofensivas atacantes de los de Rubén Domínguez. O quizá no, simplemente levantaron un poco el pie, para volver más tarde con otro arreón de los suyos.

El Oviedo B llegó en el minuto 24 por primera vez a la meta de Marqueta, pero dieron un buen susto. Disparo envenenado desde la frontal de Santi Miguélez que obligó al meta ourensano a sacar una mano salvadora y dejar muestras de su calidad y de que también tiene mucho que ver en el ascenso. Fue un espejismo porque no volvieron inquietarle en toda la primera parte. Tampoco lo hizo el Ourense CF, que tenía el control del juego, de la pelota y el marcador a favor.

En la segunda parte, mismo guion que la primera. Salida fuerte de los ourensanos que querían zanjar el partido. El primer aviso fue de Gabri Palmás en el 48 con un disparo que se marchó fuera. Álex Gil hizo el segundo en el 55, pero su zurdazo se fue alto. Ya no hubo más amagos.

La sentencia y la euforia

En el minuto 58, Jerin avanza por el centro y abre a banda izquierda para Alberto Gil, el valenciano se la devuelve con clase y el madrileño, con un tiro raso y cruzado, deja sentenciado el encuentro (2-0).

Quedaba mucho, pero ya daba igual. El Oviedo entendió que la fiesta no iba con ellos y tampoco era cuestión de estropearla. El Ourense CF levantó el pie, aunque seguía dominando y pudo hacer el tercero. Tuvieron dos faltas directas al borde del área. La primera la ejecutó Álex Fidalgo y tras dar en la barrera se fue a córner. La segunda fue Jerin el que obligó al meta del Oviedo a sacar una buena mano y también acabó en saque de esquina. Y en el 83, un penalti claro cometido sobre Di Renzo y que dejó lanzar al veterano Manu Morgade para, quién sabe si despedirse de la mejor manera, pero lo devolvió el poste.

El objetivo estaba cumplido. Los últimos minutos fueron para festejarlos, minutos para todos y cada uno preparándose para la celebración final. Con tiempo y sin prisas, que así aún es mejor. Los cuatro minutos de descuento sobraron, pero las normas son las normas. El colegiado hizo sonar el silbato y la euforia se desató sobre el campo de Oira. Y más cuando se le entregó a Jerin y a Marqueta la Copa de campeones de Liga. Un trofeo que estuvo guardado bajo llave y casi en secreto por si acaso no había que entregarla. El sueño del ascenso se había conseguido.

Fue un premio madurado, trabajado y sudado. Que nadie, ni los más optimistas contaban cuando en el pasado verano empezó la pretemporada y el único objetivo era no pasar los apuros de la campaña anterior. Pero el fútbol tiene estas proezas. Es imprevisible en la mayoría de las ocasiones. No cuentan las plantillas, ni los presupuestos, ni los nombres. Si fuera así, seguramente el Ourense CF no hubiera quedado campeón porque otros tenían más obligación y dinero. Pero así es el fútbol, no intentes entenderlo.

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