El COB ganó sin agobios al Plasencia en un partido con más solvencia que brillantez y que confirma a los ourensanos en la segunda plaza de la Liga

A piñón fijo

El pívot del COB Toni Vicens intenta lanzar a canasta ante el jugador del Plasencia Joseba Iglesias. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Rafa Sanz decía al final del partido que la victoria ante el Plasencia demostraba que el COB 'había madurado'. No le falta razón al técnico cordobés pero tampoco debería sorprender cuando atesoró valores similares en citas precedentes.
Este COB se parece muy poco al que malvivió en la primera mitad de la temporada. Al de Plasencia, por ejemplo. Lo visto en el Paco Paz ante el equipo extremeño ya no sorprende. Ahora los ourensanos juegan con la cabeza alta, con los ojos fijos en el contrario y no en el marcador. Se saben competitivos y el Pazo también intuye los desenlaces positivos sin tener que agobiarse por el camino.

No jugó de nota pero superó el test sin apreturas. El COB cumplió en defensa durante 25 minutos y no convenció en ataque durante otros tantos aunque sí con pinceladas de buen gusto en la parcela más vistosa de este deporte. Los de Rafa Sanz jugaron con el freno de mano echado durante buenas fases del partido. No por falta de actitud ni desprecio a un rival en el polo opuesto de la clasificación, por suficiencia.

Tiró de músculo en la zona para que Koffi se forrase cada vez que pisó el parquet y sumó en el casillero relevándose todo el arsenal exterior en ataque. Cada uno en su momento. Un repertorio mejorable e inferior al mostrado en anteriores apariciones pero suficiente para mantenerse siempre por delante en el marcador y amenazar incluso en dos ocasiones con romper el partido y tumbar a un rival muy entero en la primera mitad pero angustiosamente grogui en la segunda.

Ahí, en el momento de la verdad, se acabaron las pocas dudas que podía generar un partido más parejo de guarismo que de juego.


SE ACABÓ LA HISTORIA

Resolvió con contundencia el COB. Primero golpeó en defensa y dejó sin aire a un rival con calidad y ganas pero muy limitado de relevos en el perímetro y nulo de recursos en la zona. Robles y Ros acabaron nivelando los aciertos de la primera mitad con una sucesión de errores en la segunda que dejó huérfano a su equipo. Faner, otro que vio aro en el inicio, ya se había bajado del barco en la anterior escala.

El Plasencia pasó en cinco minutos de creer en la victoria a suspirar por el bocinazo final. Se quedó sin fuelle y el COB empezó a tocar todos los balones, a robar, a rebotear, a correr. Siempre con Koffi martillando en la zona y con Alberto Miguel sacando galones en el juego exterior. Colchón de seguridad primero y sentencia después. No hizo falta que entrasen los triples para endulzar el desenlace.

15 puntos de renta final que suenan a castigo excesivo para un Plasencia mucho más digno que su clasificación y que saben incluso a poco para un COB con pegada y encaje suficientes para hacer más daño y en menos tiempo.

Sensaciones secundarias en un partido que deja premio. Confirma internamente el trabajo realizado, convence a una afición que ya piensa en los play off y consolida una segunda plaza ahora ya casi en el bolsillo.

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