La San Martiño de Ourense no entiende de límites

La carrera inclusiva se lleva realizando desde la edición de 2018.
photo_camera La carrera inclusiva se lleva realizando desde la edición de 2018.

Las personas con diversidad funcional y los más pequeños no se perdieron la San Martiño

Pasadas las 13:30 horas tuvo lugar el broche oro de la 46 edición de la San Martiño con la carrera inclusiva, una prueba destinada a las personas con diversidad funcional y a los atletas más pequeños. Como viene ocurriendo desde 2018, el objetivo de la carrera inclusiva no es otro que permitir que todos aquellos que quieran participar en la fiesta del atletismo ourensano lo pueda hacer sin importar la edad o condición.

Cada vez son más personas las que se animan a participar en una categoría que a pesar de tener solo cinco años de existencia ya se ha convertido en una referencia de la Popular ourensana y es la decana carreras pedestres gallegas.

Corredores con diversidad funcional, acompañantes, y niños y niñas muy jovencitos pudieron disfrutar, de la mano de sus familiares, de los 1,4 kilómetros de los que constó un recorrido que finalizó en Os Remedios, allí recibieron una más que merecida ovación del público que se encontraba en la línea de meta.

Una prueba para todos

Después de dos años de parón por culpa de la pandemia, el año pasado regresó la carrera inclusiva y en esta edición volvió a dejar claro que la apuesta por la diversidad continúa dando sus frutos.

La lluvia respetó a los corredores y está claro que, pese a ser la última prueba en disputarse, ha sido la primera en superación. Las personas con movilidad reducida y los que tienen diversidad funcional han vuelto a demostrar que ellos también pueden disfrutar del deporte y qué mejor manera que hacerlo en la carrera pedestre ourensana por excelencia.

Los más pequeños, presentes

Después de la prueba para los sub-10, los más pequeños también tuvieron su protagonismo en la inclusiva. Fueron muchos los niños y niñas, que acompañados de sus padres pudieron disfrutar de la carrera, la mayoría de ellos lo hicieron por primera vez y la sonrisa que dibujaban al llegar a la meta fue el mejor de los premios.

Seguramente, bastantes de los niños y niñas que estuvieron ayer en la inclusiva competirán en unos años en la absoluta. La semilla ya está puesta.   

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