Las XXII Olimpiadas de invierno arrancan con una ceremonia clasicista, con música clásica y con historia

Sochi inaugura sus Juegos al ritmo del ballet

Imagen de un momento de la inauguración, ayer en la ciudad rusa de Sochi. (Foto: SRDJAN SUKI)
Rusia inauguró los Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad de Sochi con una ceremonia clasicista en la que cautivó al mundo del deporte con pinceladas de arte, ballet, música clásica y una breve lección de historia.
'Declaro inaugurados los XXII Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi', proclamó Vladímir Putin, el presidente ruso, durante la ceremonia de apertura en el estadio Fisht, a orillas del mar Negro.

Además de los 40.000 espectadores y los miles de deportistas que desfilaron por el estadio otras tres mil millones de personas pudieron seguir el espectáculo a través de la televisión.

Putin estuvo acompañado por mandatarios de medio centenar de países, como China, Ucrania o Italia, pero se echó en falta a los dirigentes de las potencias occidentales, como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, o los líderes de Francia y el Reino Unido.

Aunque nadie llegó a declarar oficialmente el boicot a los Juegos de Sochi como ocurriera en Moscú 1980, la ceremonia estuvo precedida de agrias críticas por la discriminación de las minorías sexuales en Rusia.

De hecho, la gran intriga de los Juegos no parece estar en los deportistas que se colgarán las 98 medallas en juego, si no quién osará desafiar durante las próximas dos semanas la ley rusa contra la propaganda homosexual.

Los Juegos Olímpicos más caros de la historia, ya que han costado más de 50.000 millones de dólares, algo menos de 40.000 millones de euros, arrancaron con el alfabeto cirílico y un pequeño problema técnico con uno de los aros olímpicos.

Una niña vestida de blanco de nombre Luba, el hilo conductor de la ceremonia, dio una lección de geografía al recorrer arrastrada por una cometa 'el país más grande del mundo', desde el Océano Pacífico al mar Báltico, desde Siberia a Europa, a través de más diez mil kilómetros.

Seguidamente, la bandera tricolor rusa fue izada por varios cosmonautas, entre ellos Serguéi Krikaliov, el hombre que vivió desde el espacio la caída de la Unión Soviética en 1991, y Yelena Serova, la primera rusa que volará este año al espacio desde 1997.

Los equipos no dieron la clásica vuelta olímpica, si no que aparecían en medio del terreno de juego, ascendían una pequeña rampa, saludaban y desaparecían segundos después, lo que ayudó a evitar que el desfile se eternizara.

Las tres mascotas de Sochi, el oso polar, el leopardo de las nieves y la liebre hicieron un guiño a los más pequeños, mientras más de tres mil bailarines, entre ellas la prima donna del Bolshói, Svetlana Zajárova, y acróbatas hacían las delicias de los mayores.

El colofón lo pusieron dos leyendas del deporte soviético, el portero de hockey hielo Vladislav Tretiak y la patinadora Irina Rodniná, que fueron los elegidos para encender el pebetero frente al estadio en el corazón del parque olímpico.

Te puede interesar