Segunda derrota del Ourense FS, en tres jornadas de Liga. Inapelable ante un Narón con muchísima más pegada. Lo peor es la sensación de soledad, de ruina en el Paco Paz.
Un solar. En un solar se ha convertido un Ourense FS que apenas convoca a medio centenar de espectadores en sus partidos. Lo de menos fue la derrota contra el Narón. Lo de más la sensación de soledad, de ruina, de abatimiento. Más parecía un velatorio que un partido de fútbol sala.
Pocas veces un descenso ha sido tan traumático. Porque ni hay equipo ni hay futuro. Ni equipo de futuro. La teoría decía que mejor bajar un escalón y enfrentarse con equipos gallegos que seguir en plata, meterse viajes de dos mil kilómetros en una Liga que a nadie llama. No debía ser tan descabellada la decisión cuando la siguieron una veintena de equipos. Hinchar con más euros la hucha de la patética Liga Nacional de fútbol sala (LNFS) para disfrute de unos cuantos tipos con corbata y tarjetas de crédito sin límite de gasto.
Un equipo hecho sin pies ni cabeza bastante hace con mantener el tipo. Lo mantiene ahora, en septiembre. Otra cosa será allá por febrero o marzo, cuando los minutos, prácticamente todos, que soportan no más de cinco futbolistas empiecen a pasar fac tura. En pleno agosto nada se sabía. Ni sobre el equipo ni sobre la directiva. El supuesto redentor se quedó por el camino después de un verano de tiras y aflojas.
Ganó el Narón como pudo haber ganado el Ourense. O como pudieron haber empatado. Nadie se tiró de los pelos con los goles visitantes ni mostró una sonrisa con los locales. En eso ha quedado, nadie siente ni padece.
OURENSE FS: Pichi; Rezende, Ricardo, Davide y Gil -equipo inicial-. César, David y Álvaro.
CIDADE DE NARÓN: Canoli; Víctor, Noé, Cagi y Rober -equipo inicial-. Alves, Fran, Peque y Borja.
GOLES: 0-1, minuto 4. Víctor. 0-2, minuto 12. Víctor. 1-2, minuto 13. Ricardo. 1-3, minuto 18. Rober. 2-3, minuto 22. Rezende. 2-4, minuto 36. Noé. 2-5, minuto 37. Cagi. 3-5, minuto 40. Davide.
ÁRBITROS: Fernández Becerra y Seoane Sánchez, adscritos a la delegación lucense. Amonestaron a los ourensanos Ricardo, Davide, Gil y David y al coruñés Rober.
INCIDENCIAS: tercera jornada de Liga. Apenas medio centenar de espectadores en el estadio Paco Paz. La cuarta llevará a los leonciños hasta Santiago.
Pocas veces un descenso ha sido tan traumático. Porque ni hay equipo ni hay futuro. Ni equipo de futuro. La teoría decía que mejor bajar un escalón y enfrentarse con equipos gallegos que seguir en plata, meterse viajes de dos mil kilómetros en una Liga que a nadie llama. No debía ser tan descabellada la decisión cuando la siguieron una veintena de equipos. Hinchar con más euros la hucha de la patética Liga Nacional de fútbol sala (LNFS) para disfrute de unos cuantos tipos con corbata y tarjetas de crédito sin límite de gasto.
Un equipo hecho sin pies ni cabeza bastante hace con mantener el tipo. Lo mantiene ahora, en septiembre. Otra cosa será allá por febrero o marzo, cuando los minutos, prácticamente todos, que soportan no más de cinco futbolistas empiecen a pasar fac tura. En pleno agosto nada se sabía. Ni sobre el equipo ni sobre la directiva. El supuesto redentor se quedó por el camino después de un verano de tiras y aflojas.
Ganó el Narón como pudo haber ganado el Ourense. O como pudieron haber empatado. Nadie se tiró de los pelos con los goles visitantes ni mostró una sonrisa con los locales. En eso ha quedado, nadie siente ni padece.
OURENSE FS: Pichi; Rezende, Ricardo, Davide y Gil -equipo inicial-. César, David y Álvaro.
CIDADE DE NARÓN: Canoli; Víctor, Noé, Cagi y Rober -equipo inicial-. Alves, Fran, Peque y Borja.
GOLES: 0-1, minuto 4. Víctor. 0-2, minuto 12. Víctor. 1-2, minuto 13. Ricardo. 1-3, minuto 18. Rober. 2-3, minuto 22. Rezende. 2-4, minuto 36. Noé. 2-5, minuto 37. Cagi. 3-5, minuto 40. Davide.
ÁRBITROS: Fernández Becerra y Seoane Sánchez, adscritos a la delegación lucense. Amonestaron a los ourensanos Ricardo, Davide, Gil y David y al coruñés Rober.
INCIDENCIAS: tercera jornada de Liga. Apenas medio centenar de espectadores en el estadio Paco Paz. La cuarta llevará a los leonciños hasta Santiago.
