Para taparse los ojos

Julio González le coloca un tremendo tapón al base argentino del COB Matías Nocedal.
Lo peor no fue el juego, que fue horroroso. Tampoco la repercusión clasificatoria, que no es mucha. Y mucho menos el average. Lo peor fue la decepción de la afición. Ni un reproche, ni un pitido. Ejemplar. Lo peor es la pena que dio ver salir a la afición tocada, con la bufanda al cuello y en dirección al coche para llegar lo antes posible a casa. Hoy hay que trabajar. Lo peor es ver a una de las mejores aficiones de la categoría saliendo cabizbaja.
'Sigo todos los partidos de la Liga y lo que está haciendo esta directiva es digno de elogio. Ver cerca de 3.000 personas un miércoles es un lujo', eso decía Iván Déniz, entrenador del Tenerife, al acabar el partido. Lo peor no es la derrota, es la impotencia.

El juego del Aguas de Sousas fue malo. No llegó el extremo del partido en Vigo, en Cornellá o en Mallorca pero sí fue malo. Muy malo.

A 4:48 para el final del primer cuarto Anagnostou, con un triple, puso por primera vez por delante el Tenerife (9-10). Fue el principio del fin para un COB insípido.
En defensa el COB fue blando. Sin intensidad en el rebote y con una permisividad en el perímetro alarmante. En ataque peor todavía. Espeso en la dirección, limitado en la zona y nulo en el tiro exterior. Argumentos suficientes para salir del Pazo con la mejilla sonrojada y una diferencia abultada a la espalda. No fue así por los golpes de garra, porque la afición suma y, sobre todo, porque el Tenerife tampoco jugó como para sacar pecho. Fue mejor al rival en todo pero no gustó y mucho menos convenció. Roe y Fergerson se dieron una mitad a cada uno para brillar y Ayón impuso su ley cada vez que pisó la pista. Los demás sumaron todos pero sin alardes.

Fue cuestión de tiempo y el COB cayó de maduro. Sin remisión. Por mucho que quisiera evitarlo el Pazo. No era la noche. Los de Paco García mostraron sus miserias. Las de un equipo justito, que compite cuando todas las piezas encajan, pero obligado a sacar el cartel de averiado en cuanto alguno se sale del guión. Anoche para colmo no fue uno, fueron casi todos.

Lo peor fue agachar la oreja. Lo mejor, saber que este equipo, con sus limitaciones, es capaz de transformar la decepción de anoche en ilusión el domingo.

El detalle

Rolando Howell llegó al entrenamiento matinal del miércoles con cinco puntos en un párpado achacados a un fuerte golpe doméstico. Tanto los médicos del club como el entrenador consideraban que, pese al golpe, podría ayudar al equipo y no fue así. Howell aseguró tener problemas de visión en el ojo afectado y se negó a cambiarse. 'Me ha decepcionado', decía Paco García, en la posterior rueda de prensa. ¿Jugará en Girona? Con el partido de ayer de Coego su rol, aunque juegue, no será el mismo.

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