Fútbol

El Velle da con la tecla

Un delantero del Polígono intenta escapar de la marca de Adrián Martínez y otro defensor del Velle (XESÚS FARIÑAS).
photo_camera Un delantero del Polígono intenta escapar de la marca de Adrián Martínez y otro defensor del Velle (XESÚS FARIÑAS).
Un colosal control de Adrián Blanco encarrila una victoria que concretan Beni y Raúl Dinis en los últimos minutos de juego

Al tercer intento llegó la victoria para el Velle, el único resultado que le faltaba al grupo de Óscar Sabucedo, dentro de una gira ourensana al más puro estilo NBA que terminará el próximo domingo en Barbadás. Adrián Blanco encarriló el triunfo en lo más potable de largo de la primera hora y cuarto de juego. Cuando los ojos amenazaban con cerrarse se volvió loco el partido, con el empate local y acto seguido el 1-2. Poco después sentenció Raúl Dinis. Mala pinta tiene el Polígono, que no hace si no empalmar derrotas, cuatro ya. Solo el Porriño le acompaña en tal aciaga aventura. 

Nada se acercó al portal rival el Velle en Nogueira, lo justo una semana después en casa contra el Verín. Se acabó, pensarían en el vestuario. El resultado, dos minutos y ya dos lanzamientos a portería. Es el primer mandamiento para poder ganar partidos.

De la nada se fabricó Adrián Blanco el 0-1 a los ocho minutos, de un balonazo largo del guardameta. El control, espectacular, le dejó solo ante el portero. Resolvió bien, abajo y junto al poste. Nada se movió ya hasta la media hora, cuando Brais probó suerte y la pelota se perdió cerca de la escuadra.

Movió el arbolito Cándido Gómez metiendo en el campo a Marcos a la vuelta de vestuarios. Apenas dos minutos después, Kevin forzó una falta en la frontal, ideal para buscar el gol. La pegó Villa, tan arriba tan arriba que hasta superó la red superior que intenta evitar que las pelotas acaben en la cantina. La respuesta del Velle llegó con una asistencia con el pecho de Beni que Carra cruzó de más.

Mediado el segundo tiempo se aceleraron las cosas, primero con un saque de esquina que Oli pegó tan bien que acabó en la parte superior del larguero ante la impotencia de Gorka, al que penaliza la falta de estatura, que no de reflejos. A falta de un cuarto de hora llegó el empate, Gorka se aturulló, hizo malabarismos en vez de atrapar la pelota y Guille se la colocó por encima con un cabezazo. Volvía a haber partido.

La sentencia

Poco dura la alegría en casa del pobre, frase célebre que suele cumplirse a rajatabla. No es una excepción en el caso del Polígono, que afrontó el partido con apenas tres reservas, tiempo de penurias. Cuando empezaba a soñar con chuparse al fin los dedos, un ataque por la izquierda lo culminó Beni con un pelotazo cruzado dos minutos después de la igualada. Con el equipo local empezando a descomponerse, en el 83, una falta mal rechazada por el portero la aprovechó Raúl Dinis para cerrar el partido.

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