FÚTBOL SALA

Vilas, árbitro de fútbol sala: "El sueño siempre fue llegar a lo más alto"

Héctor Vilas, en un parque próximo al colegio en el que ejerce como profesor (JOSÉ PAZ).
photo_camera Héctor Vilas, en un parque próximo al colegio en el que ejerce como profesor (JOSÉ PAZ).

El colegiado ourensano estará la próxima temporadaen la máxima categoría nacional tras lograr el ascenso

La delegación de árbitros de fútbol sala de Ourense volverá a estar representado la próxima temporada en la máxima categoría tras el ascenso alcanzado por el colegiado Héctor Vilas López (21-3-1989). "Es el sueño cumplido ya que cuando empiezas el objetivo siempre es intentar llegar lo más alto posible".

Con apenas 18 años se encontraba jugado en la liga local con el Construcciones M. Costa, aunque reconoce que como no se le daba muy bien, "y me gustaba mucho el fútbol sala, decidí probar algo nuevo para ver de una manera distinta el juego".

El "culpable" de que Héctor Vilas decidiera optar por esta alternativa fue el actual presidente de la comisión gallega de árbitros Álvaro Cid Bragado que, junto a Arsenio Gómez Cachaldora, fueron los primeros ourensanos en poder pitar en la elite de este deporte.

"Al final nunca sabes cuando puede venir el ascenso, por eso tienes que intentar hacer las cosas lo mejor posible. El año fue complicado, porque los viajes lo eran, porque todos los jueves debíamos hacer un test y había un protocolo previo al partido más grande de lo habitual por el COVID, hasta que llegó un momento que era habitual y rutinario".

A Héctor le llegó este premio con 32 años, "aunque por edad tenía muchas opciones de alcanzar el ascenso ya que se puede lograr hasta con 40 años. Pero, como se suele decir, se sube como se baja y todo el mundo que me felicitó me dice que lo más difícil viene ahora, pero intentaré disfrutar y dar el nivel".

Para el árbitro ourensano esta profesión requiere de un gran sacrificio. "Hay que quitarle tiempo a la familia y apostar a esta actividad donde a medida que vas subiendo de categoría cada vez te exigen más físicamente, ser mejor técnicamente y luego tú tienes que decidir cual es el techo al que quieres llegar y a veces no coincide".

Una vez que Héctor Vilas recibió la grata noticia de su ascenso, a la primera persona que se lo comunicó fue a su mujer, Fani, "que es la que se queda sola con nuestra hija (Mara) cuando me voy por ahí adelante a arbitrar, porque ella se desvive por mí siendo mi sustento. Es por eso que me hizo ilusión el comunicárselo de primera, sin olvidar al resto de mi familia, ya que saben las horas de esfuerzo y el sacrificio que conlleva esto".

Su pareja en la cancha

Hay muchas razones para intentar ser un buen colegiado, "pero lo que tienes que intentar es darlo todo y poner el alma en la pista para equivocarse lo menos posible ya que tenemos que convivir con el error. Es fundamental que mentalmente seas capaz de sobreponerte a esos fallos sin olvidar que pitas en pareja, donde ambos tenemos el mismo nivel e importancia y que la sincronía tiene que ser grande".

Precisamente Javier Menéndez Nistal, de A Mariña, es su pareja arbitral con la que alcanzaron el mismo objetivo tras convivir durante cinco temporadas en la Segunda División A. "Tenemos una relación personal muy buena y eso nos ayuda muchísimo. Somos amigos y en la pista no hay problemas si tengo que pitar en su zona de influencia, ni hay ningún tipo de ego, ya que es un trabajo en equipo. Realmente nos equilibramos, ya que él es una persona súper calmada, que aporta mucha relajación y paz en determinados momentos del partido, todo lo contrario a mí, que tengo un puntito más de aceleración".

Héctor Vilas compagina esta pasión por el arbitraje con la de maestro de educación infantil en el Divino Maestro. "Los niños pequeños no tienen ni idea que soy árbitro, pero sí los alumnos más grandes, con los que suelo mantener conversaciones distendidas".

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