La capital británica, satisfecha porque considera que ha organizado unas Olimpiadas de muy alto nivel

La orgullosa Londres

El estadio olímpico de Londres, durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos 2012.
Después de 17 días de competiciones deportivas y siete años de preparativos, Londres se muestra al día siguiente de la clausura orgullosa del éxito de unos Juegos Olímpicos que su alcalde, Boris Johnson, se ha apresurado a calificar como 'los mejores' de la historia.
Los temores sobre el colapso del transporte público y los problemas de seguridad, que centraron la atención en el Reino Unido en los meses previos a la cita olímpica, quedaron fuera de foco con la ceremonia de inauguración de Daniel Boyle, el 27 de julio, y ya estaban olvidados cuando el jamaicano Usain Bolt firmó el clímax de la celebración con su oro en los cien metros, el 6 de agosto.
El día después que la llama olímpica se extinguiera en el estadio de Stratford para ponerle fin a los terceros Juegos que ha acogido Londres comenzó la operación logística para que los miles de atletas y miembros de Comités Olímpicos que aún estaban en la Villa regresasen a sus países.
El aeropuerto de Heathrow, la principal vía de salida del Reino Unido y el aeródromo con más tráfico de Europa, batió su récord histórico de pasajeros en una sola jornada, al punto que habilitó una terminal provisional dedicada en exclusiva a la familia olímpica.
El balance deportivo de Londres 2012 para el Reino Unido ha sido un éxito rotundo, con 65 medallas, 29 de elloa de oro, el mejor medallero del último siglo desde que en 1908 los británicos lograron la cifra récord de 146.
El orgullo por los resultados en los estadios se mezcla en las islas con la satisfacción por una organización que ha recibido los elogios de los medios internacionales.
A pesar de los asientos que lucían vacíos en los primeros días de competición y los problemas con la venta de entradas, que continuaron hasta el último momento, los estadios lucieron en general abarrotados de aficionados durante los Juegos.
La 'paciencia' de los espectadores, tal y como reconocía el alcalde de Londres, y el buen humor de los 70.000 voluntarios que dedicaron su tiempo a atender a los visitantes en el Parque Olímpico lograron que las aglomeraciones en las horas punta fueran menos problemáticas de lo esperado.
Al buen funcionamiento de las líneas de tren y metro que desembocaban en Stratford, al este de la capital británica, contribuyó también el éxodo de miles de londinenses que siguieron los insistentes consejos de las autoridades y programaron sus vacaciones durante estas fechas.
Londres vive su resaca de los Juegos pero todavía no acaba de despertar del sueño olímpico, ya que a finales de este mes, el 29, comenzarán los Paralímpicos.
El Parque de Stratford mantendrá su actual aspecto hasta el 9 de septiembre, cuando concluirá esa cita, para iniciar después un proceso de transformación que durará hasta 2013.
Antes de convertirse en un parque urbano abierto al público, la zona olímpica requerirá meses de obras, entre otras cosas para desmontar los recintos temporales levantados para los Juegos y reestructurar aquellos con una capacidad demasiado elevada para los usos que se prevén en el futuro.
El Centro Acuático de la arquitecta angloiraquí Zaha Hadid verá desaparecer sus dos alas laterales para reducir su capacidad desde los 17.500 espectadores actuales hasta los 2.500, y se convertirá en una piscina de uso municipal.
Asimismo, el Estadio Olímpico eliminará 25.000 asientos hasta dejar su aforo en 55.000, si bien su uso todavía no ha sido fijado.

¿Legado para Río?
Las estructuras temporales que se han levantado para los Juegos serán desmanteladas, como el Basketball Arena, un cubo con capacidad para 12.000 personas que costó 54 millones de euros, instalación que Londres negocia vender a Brasil para que la utilice en los próximos Juegos, los de Río 2016.

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