El CES alerta de que los recortes harán de la desigualdad un problema grave

Los ajustes prolongarán los riesgos de exclusión

El Consejo Económico y Social (CES) recomendó ayer 'acompasar' los plazos para el cumplimiento de los ajustes presupuestarios, ya que el recorte en las políticas sociales hará de la exclusión severa uno de los problemas más serios de España a medio y largo plazo, incluso una vez superada la crisis.
A juicio de Marcos Peña, presidente de este órgano consultivo del Gobierno, la situación del país es 'pavorosa', por lo que reclamó un 'entendimiento político' entre los poderes públicos para repartir los 'sacrificios' de forma equitativa, algo que por el momento no se está produciendo.

En su Memoria de 2011, el CES recuerda que la incidencia de la exclusión severa en España es más baja que en países del entorno pero aumentó en el último año, especialmente en la población bajo el umbral de la pobreza, los jóvenes y los que viven de alquiler. Pero el Consejo cree que se trata de un problema sobre todo a medio o largo plazo, en especial ante el desarrollo de políticas sociales en un contexto de ajustes presupuestarios.

Al respecto, y aún reconociendo la necesidad de la sostenibilidad fiscal, reclama acompasar los plazos comprometidos con Bruselas y que en el caso de España implican conseguir un déficit del 5,3 % del PIB para 2012 y un 3 % para 2013.

En particular, y dado que el gasto social absorbe un 74 % de los presupuestos autonómicos, recomienda que el ajuste en sanidad, educación y atención a la dependencia en las regiones sea 'limitado' y 'centrado en mejoras de eficiencia en la provisión de los servicios'. El CES recuerda que recortar en estos tres capítulos puede llevar a 'cronificar' las desigualdades más allá de la crisis, en un país en el que uno de cada cuatro hogares está ya en riesgo de pobreza.

El CES resalta que a estas alturas la sociedad española adoptó cambios muy notorios en su forma de vida, sus hábitos y sus costumbres, adaptándose de lleno a la máxima de la austeridad.

Así, las familias optaron por aplazar los grandes gastos, como vehículos o muebles, y disminuir los relativos a transporte u hostelería. Sólo crecieron de manera importante los recursos destinados a la adquisición de televisiones, que se duplicaron desde 2006.

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