En la cumbre financiera de Marsella acordó que cada país combine medidas de ajuste y estímulo

El G-7 es incapaz de un frente común contra la ralentización

La directora del FMI, Christine Lagarde, y el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, en Marsella. (Foto: HORCAJUELO)
Los ministros de Finanzas del G7 sólo llegaron ayer a un acuerdo de mínimos sobre cómo afrontar la ralentización de la economía global, lo que se tradujo en admitir que no hay una solución única y que cada país tendrá que combinar medidas de ajuste y estímulo, según su propia situación. 'No hay una solución única' así resumió el ministro francés, François Baroin, la receta salida de más de seis horas de reunión en Marsella (sureste de Francia) de los responsables de Finanzas de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido con los gobernadores de sus bancos centrales y responsables de instituci
'No hay una solución única' así resumió el ministro francés, François Baroin, la receta salida de más de seis horas de reunión en Marsella (sureste de Francia) de los responsables de Finanzas de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido con los gobernadores de sus bancos centrales y responsables de instituciones financieras internacionales.

Baroin, cuyo país ejerce este año la presidencia del G7, se esforzó en desactivar la idea de una oposición entre los europeos, centrados en el ajuste presupuestario para restablecer la confianza frente a la crisis de deudas soberanas, y los estadounidenses favorables a recurrir a estímulos a la actividad ante el preocupante debilitamiento de la recuperación económica.

'No es el rigor contra el crecimiento', señaló tras haber leído el texto de compromiso en el que los miembros del G7 dictaminaron que 'dado el carácter frágil de la recuperación económica, tenemos la difícil tarea de poner en marcha plenamente nuestros planes de ajuste presupuestario así como de apoyar la actividad económica, teniendo en cuenta asimismo las circunstancias nacionales diferentes'.


ESTABILIDAD Y CONFIANZA

Aseguraron que unos y otros toman medidas fuertes para preservar la estabilidad financiera, recuperar la confianza y apoyar el crecimiento y lo ejemplificaron de forma concreta.

Así aludieron al programa del presidente estadounidense, Barack Obama, para relanzar el empleo; a los acuerdos de los países del euro para el plan de salvamento de Grecia y para observar los compromisos 'en favor de finanzas públicas sostenibles'; e incluso a las medidas presupuestarias de Japón para la reconstrucción tras el tsunami de marzo.

Por otro lado, la nueva directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, no había sido la única que había enrarecido el ambiente de la cita de Marsella. También pesó la dimisión del economista jefe del BCE, el alemán Jurgen Stark, considerado un ortodoxo. Algunos rumores de mercado atribuían esa dimisión a su disconformidad con la política del Banco Central Europeo, tendente a poner en marcha unos mecanismos que en la práctica podrían funcionar como eurobonos, pero en el foro del G7 todos los que se manifestaron públicamente sobre el tema aseguraron que se trató de una 'decisión personal' y rindieron un homenaje al trabajo llevado a cabo por Stark, como jefe económico.

'Jurgen Stark ha sido siempre leal a la institución', destacó Trichet, quien además reiteró que en el BCE las decisiones se toman 'con total independencia'.

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