Tras muchos años contenida, la inflación se ha disparado en España al 5,5%, su cota más alta en 29 años. La clave es la subida de la energía, que ya marca una tendencia, al encadenar las subidas de precios ocho meses de avances. Vuelve así a España esta especie de ‘impuesto invisible’, que es como le llamaba el economista liberal Milton Friedman a la inflación.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ya admite que la “fase de elevada inflación” está durando “más de lo esperado”, una mala señal que podría ser la antesala de un repunte de los intereses. Palabras mayores.
¿Salida? “Una depresión, una inflación galopante o una guerra civil (cambiémoslo por una pandemia ahora) puede empobrecer a un país, pero solo el crecimiento de la productividad puede enriquecerlo...”. Es la tesis del premio Nobel Paul Krugman en su obra ‘Vendiendo prosperidad: Sensatez e insensatez económica en una era de expectativas limitadas’.
“Es éste un tema que está suscitando mucho debate”, reflexiona Ana José Varela, directora financiera de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que fue entrevistada por el firmante de esta crónica para el Anuario 2021 del Foro Económico de Galicia. “Los precios de las materias primas han subido rápidamente. Los cuellos de botella en algunos sectores y las perturbaciones del comercio generan tensiones en los precios”, explica Ana José Varela. En principio se trata de perturbaciones que “deberían desaparecer”, a medida que la capacidad de producción se normalice y el consumo recupere el equilibrio, aumentando el consumo de servicios frente al de bienes.
En los mercados de trabajo aún hay holgura, lo que limita el crecimiento de los salarios. “Así las cosas -sugiere esta economista de la OCDE-, probablemente los bancos centrales continuarán vigilantes. Quizá lo más preocupante es el riesgo de que los mercados financieros reaccionen ante las subidas temporales de los precios, lo que provocaría un ascenso de los tipos de interés de mercado y de la volatilidad.”
En el libro “Cómo salir de esta (II)”, de reciente aparición y a la venta en Amazon, se recuerda que ya los datos avanzados del IPC de julio de 2021 (2,9%) trajeron consigo la mayor tasa de crecimiento interanual de los precios en España desde febrero de 2017 y que las cosas fueron a peor en los meses siguientes. Los servicios de alojamiento y el gas se pusieron detrás de la tensión en los precios, con el de la luz por las nubes. Tanto es así que el desbocado precio de la electricidad obligó al Gobierno a acelerar las medidas de control en el comienzo de un curso 2021-2022 con muchos otros frentes. Pero el fenómeno de la inflación no se dio solo en España, también se acusó en otros estados europeos y más aún en EE UU (5,4% en junio) y en China (9% interanual), aunque los motivos no fueron los mismos en todos los casos.
Entre los economistas no hay unanimidad sobre su verdadero alcance: para unos se trata de aumentos de precios producto de alteraciones temporales, debidas a la recuperación de la pandemia, pero para otros hay un problema de inflación estructural, es decir, algo más de fondo. Sobre la inflación real y su percepción social, los vaticinios del BCE contrastan con las anticipaciones alcistas de los hogares, según la opinión fundamentada de Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas.
@J_L_Gomez
El empleo, al alza
España superó los 20 millones de ocupados por primera vez desde finales de 2008, al inicio de la Gran Recesión. “Este dato confirma que la recuperación del empleo, tras el golpe intenso que supuso una convulsión económica como la pandemia, fue muy rápida, teniendo en cuenta el comportamiento histórico de la economía”, observa el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés. Entre tanto, Trabajo se plantea dar alas a los sindicatos en la negociación de los convenios de pymes.
Portugal, a la baja
El llamado país del milagro del sur, fruto de la colaboración entre los socialistas y tres partidos situados a su izquierda, ha entrado en crisis política. Pero la vida institucional sigue su curso, de modo que la XXXII Cumbre Hispano-Portuguesa, celebrada en la localidad cacereña de Trujillo, bajo el lema “Por una movilidad sostenible”, trajo consigo nueve acuerdos, entre ellos la actualización del Tratado de Amistad que suscribieron en 1977 los entonces presidentes de gobierno Suárez y Soares.
