Investigadora del Memorial Sloan Kettering Cancer Center

Rocío Sotillo: ‘Hay qe invertir más en investigación para que los científicos españoles no se vayan’

Rocío Sotillo en el laboratorio
Rocío Sotillo es una brillante científica con raíces ourensanas que desde 2003 desarrolla su labor de investigación oncológica en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, donde ha formado su propia familia (es madre de dos niños). Ahora, a sus 32 años, ha recibido el premio postdoctoral de este hospital y está nominada al Blavatnik para jóvenes investigadores de la Academia de Ciencias de esta ciudad.
¿Estudió esta carrera por vocación?

Al terminar COU tenía claro que quería hacer ciencias y entre Medicina, Biología o Farmacia, opté por esta última porque pensé que me daría una mejor formación para poder dedicarme a la investigación, que siempre ha sido mi gran vocación. Ya desde el tercer año de carrera dedicaba mi tiempo libre a hacer prácticas en el laboratorio de la universidad.

¿Por qué se decidió por el campo de la Oncología?

Una vez que estudias una línea de investigación es muy difícil pasar a otro campo. En 1996 tuve la oportunidad de hacer prácticas en el laboratorio que la industria Farmamar -que se dedica a la búsqueda de compuestos antitumorales que provienen del mar- tiene en Madrid, y al año siguiente en su laboratorio de Boston, en Estados Unidos. Al terminar la carrera, Mariano Barbacid regresó a España para montar el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, donde tuve la suerte de hacer la tesis, que él y Marcos Malumbres dirigieron. Ellos me enseñaron todo lo que sé. De Mariano aprendí a hacer buena investigación, a ser metódica y organizada en el trabajo, y a hacer experimentos con sumo cuidado.

¿En qué consiste la línea de investigación en la que está trabajando?

Es un tema complicado porque al lector le gusta oír que curamos el cáncer. Yo no busco curarlo, sino entender por qué se produce. Nuestra preocupación es conocer por qué una célula se vuelve loca y prolifera incontroladamente con el objetivo de buscar dianas terapéuticas contra esos genes que han hecho que se vuelva loca. Ahora estoy inmersa en el estudio de la mitosis, que es un proceso de división celular. Cuando las células madre duplican su material genético, la distribución de éste debe ser equitativa entre sus células hijas, pero en este proceso de separación de cromosomas a una célula se puede producir un fallo, que la división no sea perfecta y una célula reciba 39 cromosomas y otra 41. Esto se llama aneuploidia. Si esa célula con 41 cromosomas contiene un oncogén se puede volver tumoral, pero también en el caso de que pierda un cromosoma con un gen supresor de tumores. El problema es que la mayoría de los tumores sólidos humanos son aneuploides.

Acaba de recibir el premio postdoctoral del Memorial Sloan Kettering Cancer Center. ¿Supone un antes y un después en su investigación?

Es un premio a mi trayectoria durante estos cuatro años en Estados Unidos y supone prestigio y el reconocimiento a mi investigación. Con este galardón se reconoce mi trabajo en el laboratorio de Robert Benezra, donde hemos resuelto la incógnita de si la aneuploidia es la causa o la consecuencia del tumor. Para tratar de contestar esta pregunta, hemos elegido una proteína sobreexpresada en cáncer humano, la MAD2, que es fundamental para controlar el proceso de la mitosis, y hemos manipulado un ratón genético en el que se sobreexpresaba esta proteína. Comprobé que ese ratón desarrollaba tumores y que esas células tumorales son aneuploides. La conclusión del experimento es, por lo tanto, que la aneuploidia puede ser una causa del proceso tumoral.

¿Y ahora qué enigma intentan resolver?

Ahora queremos ver si la aneuploidia puede cooperar con otros oncogenes en el proceso tumoral y lo estamos haciendo en cáncer de pulmón.

Pero con estas investigaciones sí se ayudará a curar el cáncer.

Estas investigaciones en las que estoy implicada tendrán incidencia en el tratamiento del cáncer, pero en un futuro. Aunque no ayudarán a curar la enfermedad directamente, sí contribuirán a la investigación aplicada para el desarrollo de nuevos fármacos. Hay determinados tipos de linfomas que antes no se curaban y hoy ya sí, como los tumores de mama. Sin embargo, en el caso del pulmón es más complicado. Hoy en día hay cánceres pulmonares con una mutación específica en un gen que se están tratando con dos tipos de drogas específicas y con muy buenos resultados. Esto también se investiga en la parte clínica del Memorial Sloan Kettering Cancer Center.

¿Qué opina de la investigación que se realiza en España?

En España hay buenos centros de investigación (el centro nacional de investigaciones oncológicas, el centro de cáncer de Salamanca o el de Barcelona). Sí hay investigadores y se invierte más que hace 20 años, pero muy por detrás de otros países de la UE y, por supuesto, de Estados Unidos. No es un problema de falta de investigadores, sino de inversión económica. Hay profesionales muy buenos, Joan Massagué o Mariano Barbacid son nombres que conoce la gente.

¿Qué debería hacer el Gobierno español para que los científicos no se fueran al extranjero?

Invertir más, que se den más posibilidades. Me da pena que el Gobierno español invierta mucho en educación pública -tenemos 20 años de enseñanza financiada, con muy buenas universidades y muchas becas predoctorales para realizar las tesis- y, sin embargo, no haya medios para investigación y los valores se vayan al extranjero y no vuelvan porque no les ofrecen lo mismo que fuera.

Usted, sin embargo, está pensando en regresar a España.

Nueva York es una ciudad fantástica. A nivel profesional, Estados Unidos es muy importante porque te permite conocer otra forma de investigar. Pero mi situación familiar allí es muy complicada, porque estoy sola con mi pareja -un investigador austriaco que trabaja en este mismo hospital- y mis dos hijos pequeños. Quiero volver para que se eduquen aquí con el apoyo de mi familia. Es muy difícil encontrar hoy en día un trabajo en España y más para dos personas al mismo tiempo. Los dos queremos seguir investigando y ya hemos empezado a buscar un contrato de reincorporación a través del programa Ramón y Cajal del Ministerio de Educación.

¿Si no tuviese hijos se quedaría más tiempo en EE.UU.?

Sí, me aventuraría una temporada más larga. Pero aún con mis dos hijos no descarto permanecer más tiempo en EE.UU.

¿Es complicado conciliar la vida familiar y laboral?

En EE.UU. mucho. Trabajo de las 9,30 a las 18 horas unos días y otros hasta las 21. Además, por el nacimiento de un hijo sólo tienes derecho a seis semanas de baja por maternidad.

¿Qué lugar ocupa Ourense en su vida?

Mi madre es originaria de Allariz y mi padre de Andalucía, donde vive ahora toda mi familia. He ido mucho a Ourense para ver a mi abuela y ahora sólo me queda aquí una tía, a la que visito cuando puedo.


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