Presidente de la Asociación del Pueblo Gitano

Sinaí Jiménez: ‘Los políticos se preocupan sólo de los votos’

Sinaí Jiménez, presidente de la Asociación del Pueblo Gitano.
En su camino se ha encontrado más obstáculos por ser gitano. La convivencia con los payos ha estado plagada de complicaciones que nunca le han amedrentado. Lleva toda la vida luchando contra prejuicios, estereotipos y desencuentros, pero sigue adelante desde la Asociación del Pueblo Gitano, apostó por la integración.
Cuando asumió la presidencia de la Asociación del Pueblo Gitano de Galicia, Sinaí Jiménez apostó fuerte por la integración. El racismo y la xenofobia son los grandes enemigos, pero también debe luchar contra las reticencias de algunos gitanos que parecen estar a gusto sin escolarizar a sus hijos o circulando en vehículos sin seguro.

Cuando ese ‘espíritu integrador’ se materializaba en acciones concretas para los poblados de Penamoa y O Vao, la oposición vecinal fue feroz en Monte Porreiro, Ponte Caldelas, Mesoiro, Los Rosales y Eiris. Sinaí Jiménez ve una ‘mano negra’ detrás de esas movilizaciones y apunta hacia alcaldes y concejales cuando busca los responsables de ese ‘despropósito’.

Fueron demasiados frentes abiertos. ¿Se han calmado las cosas?

Estamos en un momento de transición y espera. Ahora hay que dejar trabajar al comité técnico de integración y esperar a que elaboren un informe planteando las acciones que se pueden emprender para mejorar la situación de los afectados. Una nueva comisión permanente de trabajo, coordinada por la Secretaría Xeral de Benestar de Vicepresidencia, estudiará los protocolos individualizados de integración de las familias gitanas.

¿Es optimista?

Espero que al menos se diseñe una hoja de ruta y se haga valer el derecho a una vivienda digna. Las familias ahora están en un hotel o en casa de sus familiares, esperando a que se les ofrezca algo; algunos ya comienzan a estar hartos y comienzan a desesperarse. Además de quedarse sin casa, esas familias vieron como eran rechazadas por los vecinos payos.

¿Esperaba esa reacción?

No. Entiendo que detrás de esos movimientos vecinales hay algo más. No comprendo la posición adoptada por el alcalde y la teniente-alcaldesa de Pontevedra, demostrando que no les interesa la integración porque no quieren quedar mal con su electorado.

¿Le han defraudado más los políticos que los vecinos?

Sí, porque son los que ocupan un cargo público y se posicionan del lado de los agresores y no de las víctimas. No se puede admitir el racismo ni la xenofobia en personas que ocupan puestos de responsabilidad. Cómo puede decir el señor Lores, siendo el alcalde, que en Pontevedra no hay hueco para la gente del poblado de O Vao.

¿Y qué opina del comporta miento del alcalde de Poio?

Atendió lo establecido por la Constitución y actuó conforme le indicaba la sentencia judicial; le llegaron siete ofertas de ubicación y se las ofreció a la familia. No pudo hacer más porque sus compañeros, a los que no les gustó la idea de facilitarle una vivienda a los gitanos, se lo impidieron. Hubo una campaña muy fuerte contra los gitanos y los cargos públicos tienen parte de responsabilidad.

¿Hasta qué nivel?

Hay políticos que no dan la talla, parece que no conocen los derechos constitucionales. No le pueden negar un hogar a una familia gitana, cada uno puede comprar un piso y vivir donde quiera, aunque al alcalde de turno no le guste. Llamémosle racismo o xenofobia, pero no es normal que salgan en defensa de los agresores y no a las víctimas; imaginemos que un hombre mata a su mujer y el alcalde sale en defensa del asesino, no es normal. Los políticos viven de los votos y no se preocupan por las personas.

¿Podrán seguir mirando hacia otro lado en el futuro?

Tienen que cambiar las cosas. Los políticos deben tomar nota de la denuncia que hemos presentado ante la Fiscalía contra los vecinos, es un aviso para ellos. A los políticos se les puede perdonar una vez, dos no. Han permitido que los vecinos se manifestasen sin permiso y han consentido insultos, coacciones, amenazas y acciones violentas contra las familias gitanas. Son acciones bastante graves y no hay ningún informe policial en las que aparezca reflejado. Hay algo raro detrás de todo esto.

¿Qué le parecen los poblados de transición propuestos por el vicepresidente de la Xunta? ¿Pueden ser la solución?

Es una forma para poder salir del conflicto, pero los poblados de transición no pueden convertirse en poblados permanentes. Está claro que no puedes pasar de una chabola a un piso directamente porque el choque es importante. Son necesarios procesos de integración para que los habitantes de los poblados aprendan a convivir; las habilidades sociales se adquieren con formación y educación.

¿Han funcionado estas iniciativas en otras comunidades autónomas?

Los resultados han sido muy positivos. En Barcelona, por ejemplo, han servido para integrar paulatinamente a las seis mil personas que ocupaban el Campo de la Bota. Es un proceso lento, pero efectivo de cara a una mejor convivencia.

¿La adjudicación de la vivienda debe ser el último paso para que la integración sea lo menos traumática?

Antes de ocupar una casa, las familias deben recibir la educación y la formación adecuada. Una persona que lleva toda la vida dedicándose a comerciar con chatarra en un poblado, tiene que estar preparada para cambiar de vida y dejar la chatarra porque no podrá acumularla en el portal del edificio ni en el interior de su vivienda.

¿Cuáles son las mejores alternativas a la chatarra?

Muchos miembros de la comunidad gitana se dedican a la venta ambulante y deberíamos aprovechar esta circunstancia para relanzar los mercadillos o crear nuevas ferias. Además de esta vía, habría que explotar otras posibilidades de inserción laboral y facilitar la participación en cursos adaptados a las características y necesidades de cada persona: carpintero, camarero, electricista, No todo el mundo podrá trabajar en Citröen o en una gran empresa, pero tiene que haber oportunidades para todos los que quieran buscarlas.

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