Condenado a 16 años un joven hondureño que degolló a ecuatoriano en Zaragoza

La Audiencia de Zaragoza ha condenado a 16 años de prisión al hondureño Gustavo Henríquez V.Q., como autor del asesinato del joven ecuatoriano Juan Carlos Hidalgo, al que asestó un navajazo en el cuello durante la celebración de una fiesta patronal en el parque de Delicias de la capital aragonesa.

La sentencia, que confirma el veredicto de culpabilidad emitido la pasada semana por el tribunal del jurado que enjuició el caso, da por probado que el procesado, de 22 años, fue el autor de la puñalada que causó la muerte del joven, de 19 años en el momento de ocurrir los hechos, y que tenía intención de matar.

El fallo, que también condena al acusado al pago de una indemnización de 200.000 euros a los padres de la víctima, descarta la aplicación de una eximente incompleta por embriaguez al descartar que en el momento de perpetrar el crimen estuviera bajo los efectos del alcohol.

En su resolución, el presidente del tribunal opta por imponer al procesado 16 años de prisión, frente a los 17 solicitados por el fiscal, los 20 de la acusación particular y los 12 por la defensa, que se vio obligada a plantear la condena mínima por asesinato tras rechazar el jurado la aplicación de la eximente propuesta.

En su relato de los hechos, la Audiencia, a tenor de los argumentos del jurado en su veredicto, considera probado que el procesado actuó 'movido por el resentimiento de una discusión que tuvo lugar entre ellos meses antes', y rechaza que el alcohol consumido le impidiera no acordarse de nada y que tuviera mermadas sus facultades mentales.

Añade que el procesado atacó a su víctima de forma 'sorpresiva, repentina e inesperada', asestándole un navajazo que le seccionó la yugular y que le causó la muerte unas horas después.

Para el tribunal, la intención de matar no ofrece 'duda alguna' dadas las características del arma que empuñaba el agresor y la fuerza y precisión del golpe asestado.

La sentencia, que se apoya en el veredicto del jurado en su argumentación, estima que el acusado estaba en 'plenas facultades' debido a que la herida fue 'limpia, precisa e intencionada', y a que emprendió momentos después una rápida huida en dirección a su casa.

Se apoya, asimismo, en el testimonio de los policías que practicaron la detención, quienes relataron durante la vista que el acusado no quiso declarar y se limitó a decir al conocer que su víctima había fallecido 'que lo entierren, que bien muerto está'.

El tribunal ha optado por la condena de 16 años al entender que la agresión se produjo en un contexto de 'consumo generalizado' de alcohol y valora también la decisión del acusado de pedir perdón, 'aunque tarde', a la familia del fallecido.

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