ECONOMÍA

Los grandes sindicatos, en sus peores momentos en España

photo_camera Fernández Villa, en 2010, recogiendo la medalla de Asturias.

Salpicadas por la corrupción, las propias organizaciones admiten estar en sus horas más bajas

Los grandes sindicatos pasan sus horas más bajas tras verse afectados en los últimos tiempos por escándalos por los que se sienten maltratados por la opinión pública en mayor medida que las organizaciones empresariales y los partidos políticos, también salpicados por la corrupción.

UGT -a la que afectan el mayor número de casos abiertos- admite que vive uno de sus peores momentos y el propio Cándido Méndez decía esta semana que había sido un golpe muy duro conocer que el histórico dirigente asturiano del sindicato, José Ángel Fernández Villa, está siendo investigado por el origen de los 1,4 millones de euros que regularizó en la amnistía fiscal.

El secretario de Organización y Comunicación de UGT, José Javier Cubillo, reconoce que todos han cometido errores, si bien considera que hay que aprender para no volver a caer en ellos. No obstante, cree que los sindicatos son molestos para determinados intereses económicos y políticos, que buscan su desprestigio, y para ello se valen de distintos instrumentos, entre ellos, algunos medios de comunicación.



ola de descrédito

A CCOO también le ha pillado la ola de descrédito que para los sindicatos han significado casos como el supuesto uso irregular de los fondos para la formación y para los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) en Andalucía, y más recientemente la utilización de las tarjetas opacas que Caja Madrid daba a los consejeros de la entidad.

Estos asuntos han supuesto un mazazo para su ya muy cuestionada credibilidad, ya que se ha puesto en tela de juicio la labor de organizaciones que según destacan sus dirigentes aspiran a poner los valores éticos por delante de cualquier otra cuestión.

Así lo considera el secretario de Comunicación de CCOO, Fernando Lezcano, que recordó ayer que el fenómeno de la corrupción es un mal que aqueja a todo el entramado político e institucional y una grave enfermedad de la calidad democrática del país. Añade que muchas de las informaciones surgidas al respecto, por tiempo y forma, responden a una campaña para deslegitimar el movimiento sindical, para aminorar la conflictividad social y poder poner así en marcha "medidas contrarreformistas" como la reforma laboral.

Tanto Lezcano como Cubillo coinciden en que sus organizaciones están dispuestas a actuar con determinación para depurar responsabilidades y poner en marcha reformas de fondo, tras haberse demostrado en su opinión la insuficiencia de los controles contra la corrupción que hasta ahora se consideraban como medidas ecficaces.

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