El letrado del acusado de matar a su mujer en Gijón cambia a asesinato la calificación y pide 10 años de cárcel

Los forenses judiciales difieren del psiquiatra de la defensa en que no aprecian ningún trastorno mental en el imputado
El abogado del acusado de matar a tiros a su esposa, María Isabel González Pereira, de 58 años, en el domicilio de ambos en Gijón el año pasado, ha cambiado la calificación inicial de homicidio por la de asesinato, aunque aplicando una serie de atenuantes, y ha pedido una pena de 10 años de prisión en lugar de la inicial de cinco, han señalado a Europa Press fuentes jurídicas.

Así lo ha hecho este miércoles en la segunda sesión del juicio, a puerta cerrada, que se celebra contra su cliente, en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón, y que concluirá este jueves con la lectura del informe final por parte de las partes y la deliberación del jurado.

Esta no fue el único cambio en las calificaciones, ya que la Fiscalía mantuvo los 25 años de prisión, pero ha dado por saldada la indemnización con la cesión a los hijos de la mitad del piso que le pertenecía al imputado, al igual que el resto de acusaciones, la particular, ejercida por la letrada María Jesús Sánchez Obeso, y la del abogado del Estado.

Durante la vista, han testificado además los forenses y psicólogo judiciales que examinaron al procesado, los primeros dos días después de los hechos y el segundo un mes más tarde. Estos no apreciaron ninguna patología mental en el imputado.

No obstante, esta versión contradice a la del psiquiatra propuesto por la defensa, quien ha señalado durante el juicio que el imputado sí padece un trastorno mental y que sufrió un momento de obcecación.

Han declarado asimismo los dos hijos de la pareja, los cuales no vivían ya en el domicilio familiar. Ambos, a los que se les preguntaron acerca de la relación de sus padres, aseguraron que no se esperaban el fatal desenlace. También han testificado los agentes que participaron en la detención del imputado, a quienes les confesó el crimen y que lo había hecho porque le había vaciado la cuenta y le ponía los cuernos.

Asimismo, han declarado algunos vecinos que se encontraban en el edificio cuando los hechos y el señor que 'detuvo' al imputado al hacerse pasar por agente de la secreta. Este hombre vio salir del inmueble al acusado, con manchas de sangre en su ropa, y le dijo que era de la secreta y que no se moviera, que ya había llamado a la Policía.

Cabe recordar que durante la primera sesión, el imputado se acogió a su derecho a no declarar, mientras que sí testificaron varios policías que constataron que el imputado disparó a su mujer dos veces en el domicilio, para después rematarla en el rellano de la escalera, a donde había salido la víctima para pedir ayuda.

LE PIDIÓ EL DIVORCIO

Según el escrito de calificación remitido por la Fiscalía, el acusado estaba con un contrato de relevo próximo a la jubilación. Desde que se inició esta situación laboral, su conducta cambió y la relación matrimonial se había deteriorado. El hombre mantenía una actitud 'controladora' con su esposa y constantes discusiones. Todo ello había motivado que desde principios de abril de este año la mujer le manifestara su intención de divorciarse.

La situación era tal que desde el 16 de ese mes de abril, la mujer se negaba a hacerle la comida ni a arreglarle la ropa. Cuatro días después, sobre las 9.20 horas, la esposa se estaba preparando para ir a trabajar y al ir al servicio desnuda de cintura para arriba, el imputado intentó besarla, a lo que ella se negó.

Fue entonces cuando el acusado, 'espontánea e inesperadamente', cogió una escopeta del armario del salón que tenía allí guardada y varios cartuchos, de los que cargó dos en el arma. El hombre esperó a la mujer a la salida del baño y, al salir esta, la encañonó con el arma, a lo que ella colocó la mano izquierda extendida por la palma delante del arma a corta distancia.

El acusado igualmente le disparó, alcanzándole la mano, con la consiguiente pérdida de dos dedos y causándole lesiones graves. La mujer, con una importante pérdida de sangre, abrió una ventana de una habitación contigua y posteriormente se dirigió a la puerta de salida con el propósito de huir.

No obstante, cuando se encontraba a la altura de la puerta, la víctima recibió un segundo disparo en la cara externa del codo izquierdo que le sale por la cara interna. La mujer consiguió, pese a ello, salir al rellano de la escalera, donde pidió auxilia a sus vecinos e intentó subir de rodillas por la escalera.

El imputado salió detrás de ella y efectuó un tercer disparo, que le alcanzó en la espalda, lo que le produjo 'un shock hemorrágico por hemorragia interna y externa y consiguientemente la muerte'. En el momento de la detención, poco después de los hechos, el procesado llegó a insultar a la víctima ante un policía, al que indicó que la mujer le ponía los cuernos y le había vaciado la cartilla.

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