LA LARGA CRISIS SILENCIOSA

La Deuda Pública saltó del 35% del PIB al 99% con la debacle económica

El déficit diferencial que se consolidó en la Seguridad Social no se corrige con crecimientos nominales tan bajos.

DEUDA PÚBLICA
La importancia de la Deuda Pública por los costes de bienestar tan elevados que supone a las sociedades, es un hecho que hemos experimentado durante esta crisis, aunque no siempre fue así.  El punto de arranque más cercano podría situarse en durante el período 2000 -2007, con una tradición descendente alejada de lo que ha sido siempre el objetivo de largo plazo de que la deuda tenga como mucho un crecimiento del 60%. Pero con la debacle económica nos encontramos con un saldo en un periodo de ocho años que salta de 35% al 99% del PIB, con cerca de  65 puntos de diferencia en un periodo extraordinario. Este crecimiento del que apenas nos dimos cuenta, ocurrió en primer lugar por la crisis económica, ya que hemos tenido un proceso de debilidad cíclica que, además se ha acompañado de una inflación muy baja. Treinta y dos puntos de esos 65 se deben a este factor;  y si desglosamos un poco más allá: de ellos 21, tienen una influencia directa por el ciclo, 7 se deben a las ayudas efectuadas a la banca y los 4 puntos restantes por ayudas a otros Estados a los que ha habido que rescatar como Grecia e Irlanda.  Por un canal o por otro la crisis ha añadido al nivel de deuda  32 puntos, pero tenemos otros 25 puntos que son debidos a lo que se llama una debilidad estructural la cuál afectó a las cuentas publicas sobretodo durante los años  2007 y  2008.

PROYECCIONES DE FUTURO
Tenemos un problema estructural a parte, de lo que ha sido una crisis profunda que lleva a una situación preocupante. Dicho esto, la Ley de Estabilidad Presupuestaria, establece que la sostenibilidad de la Deuda Pública deberá llegar al 60% en el año 2020 pero las mejores proyecciones de futuro, con un rendimiento nominal de la economía entorno al 3% establecen que estaremos en la senda sostenible 10 años después… aunque hay algunos problemas a mayores. La prospección es un ejercicio agregado y por lo tanto hay que ver de forma individualizada a cada una de las Administraciones Públicas ya que tenemos un modelo de estado con un nivel muy descentralizado de gasto. Ese objetivo de sostenibilidad en un 60% está descompuesto en un 44% para la Administración Central y la Seguridad Social, un 13% para las Comunidades Autónomas y otro 3% para las Corporaciones Locales. Y si en el conjunto de las Administraciones Públicas en un marco razonable, creíble y optimista se llegaría a ese objetivo en el año 2033,  cuando vemos solamente a los Corporaciones Locales vemos que ya casi están ahí, en su totalidad; en ese objetivo del 3%. Aunque algunas tienen problemas, en su conjunto han conseguido converger a un nivel de deuda razonable bastante rápido. Esto, no ocurre con la Administración Central,que llegará a ese objetivo en los años 2027 y 2028; aunque donde hay más problemas es con las Comunidades Autónomas en donde se calcula llegaremos en el año 2040.   Por separado, si la situación es extraordinariamente heterogénea, Galicia está entre las Comunidades Autónomas con una deuda más sostenible hacia el año 2022; eso si  mantiene la situación de equilibrio presupuestario de los últimos años.  Pero hay un conjunto de comunidades autónomas que se van a horizontes muy largos; y en esos casos los riesgos se acumulan en el tiempo y ante shocks adversos negativos o las propias dinámicas de mercado donde hay una falta de percepción de la sostenibilidad, esa práctica, se puede convertir en peligrosa, particularmente en Cataluña y en la Comunidad Valenciana que llegarán en el año 2045. 

SEGURIDAD SOCIAL 
En el caso particular de la Seguridad Social ésta no tiene deuda, tiene activos que se van acumulado a lo largo del tiempo desde principios de la década anterior. Y si llegó a acumular un fondo de 7 puntos sobre el PIB , a partir de ahí el fondo se ha ido desembolsando y la proyección de las cuantas públicas hasta el año 2021 son que no sólo el fondo se agotará, sino que empezará a tener déficit adicionales que, llevará a trasladar una necesidad de deuda para la Administración Central del Estado.  Y esto ocurre porque la Seguridad Social tiene unos gastos prácticamente  predeterminados antes de arrancar cada ejercicio y que además son predecibles porque  en torno al 3% de sus gastos aumentan año tras año, además de lo que añade la revalorización de las pensiones. Por lo que ese 3,3% mínimo de incrementos de la Seguridad Social  se compensa por el lado de los ingresos, básicamente por la suma de empleo y de salarios, que en una etapa como la que vivimos sin inflación, estará creciendo al ritmo del empleo en un 3%, en los años más fuertes. Sin inflación este mecanismo de estabilización de la Seguridad Social, no funciona, de tal forma que el déficit diferencial que se consolidó hace unos cinco o seis años años no termina por corregirse con crecimientos nominales tan bajos.

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