Foro La Región

Adolfo García Ortega: ‘‘La memoria de los pueblos está en la literatura: ahí perduran los hechos"

El escritor recupera en "Una tumba en el aire" la historia de tres jóvenes asesinados por la banda terrorista ETA

Adolfo García Ortega fue el invitado ayer al Foro La Región, que se desarrolló en el Centro Cultural Marcos Valcárcel. El escritor presentó su libro "Una tumba en el aire", que relata el asesinato de tres jóvenes gallegos a manos de ETA.

Antes de comenzar su ponencia, fue introducido por Coral Rodríguez Fouz, sobrina de una de las víctimas protagonistas de la novela. Rodríguez Fouz señaló que con "Una tumba en el aire" y "tras un muro de silencio de tres décadas, esta es nuestra gran victoria" en relación a los familiares de las víctimas. A continuación, nombró a víctimas y asesinos porque "ninguno de sus nombres debe ser olvidado", y agradeció al autor "dejarse atrapar por esta oscura historia". También presentó a su difunto tío José Humberto Fouz, uno de los protagonistas, al que apenas recordaba. "Siempre traté de imaginarme cómo sería. Gracias a la novela lo he podido tener más cerca", explicó la sobrina de la víctima de ETA.

Tras ella, Adolfo García Ortega habló del resto de personajes de su novela para "salvar su memoria", una de las razones de la publicación del libro. La historia comienza con José Humberto Fouz, un joven cinéfilo que convenció a sus amigos para ir a ver la última película del director del momento: Bertolucci. El italiano acababa de estrenar "El último tango en París", y el protagonista convenció a sus otros dos amigos para ir a verla a Francia, ya que en España estaba prohibida por la censura.

Con una metáfora de "Hansel y Gretel", el autor explicó que al cruzar la frontera se toparon con la bruja (ETA): "Los etarras tenían la hipersospecha de que todo español podría ser policía". Aparentemente, esa fue la causa de que a uno de los jóvenes lo mataran y a los otros dos los torturaran hasta la muerte: "Pero ETA nunca lo reconoció, hasta que en 1974, un famoso confidente conocido como Lobo tuvo unas conversaciones en las que le dijeron explícitamente que ETA lo había hecho".

Para el autor era una obligación escribir esta novela: "Cuando me la contaron supe que esa historia iba conmigo". "Para que un hecho perdure es necesario transmitirlo en la literatura, es la memoria de los pueblos", explicó. Finalmente, decidido a escribir, contactó con la sobrina de José Humberto, quien le presentó a los demás familiares. Los siguientes pasos serían más complicados: "Confidentes, policía y etarras".    

Tras hablar con ellos ató cabos: "No fue una confusión. Es muy raro que maten a los tres jóvenes sin comprobar lo que saben, los mataron con la cúpula de ETA presente. Son un grupo fanatizado criminal". 

El juego entre la memoria y el olvido fue otro tema abordado: "Si sólo hay una versión de la memoria, en realidad la verdad de la historia está cayendo en el olvido. En la manera que tiene el mundo abertzale para no decir la verdad, te das cuenta de que hay un relato que pretende imponerse sobre la justicia".

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