Cuatro voces de la Campaña Antártica del Ejército español explicaron en el Foro La Región su experiencia en el continente
El Marcos Valcárcel viajó ayer a la Antártida de la mano de los cuatro ponentes del Foro La Región, integrantes de la Campaña Antártica del Ejército de Tierra. "Es un orgullo acoger hoy al grupo", apuntó Juanjo Feijóo, antes de que Gustavo Doncel, subdelegado de Defensa en Ourense, introdujese a los invitados. "Esta campaña es un buen ejemplo de cooperación entre ciudadanos y militares", afirmó Doncel. La misión arrancó hace 32 años y cada año cuenta con una treintena de personas, entre científicos y personal militar.
"Es un privilegio estar aquí y tener la oportunidad de hacer difusión del proyecto, así como haber estado allí", aseguró el teniente coronel Alberto Salas, jefe de la campaña en la base Gabriel de Castilla, situada en la Isla Decepción y que permanece abierta en el verano austral -de noviembre a marzo-. "Desde sus inicios hasta ahora, la estancia allí ha cambiado mucho, ahora tenemos wifi, algo que nos da la posibilidad de sentirnos cerca de casa, a pesar de estar a 13.000 kilómetros", apuntó. La conexión a internet en la Antártida supone estar en contacto con sus familias o con especialistas médicos, así como informar de lo que pasa allí en tiempo real, a través de las redes sociales y de la propia página web de la campaña, y enviar datos científicos de las investigaciones. "Desde allí realizamos videoconferencias con colegios, universidades u organismos", añadió. "La difusión es muy importante porque nos permite mostrar la importancia de la labor militar y científica, además del respeto por el medio ambiente", explicó el capitán ourensano Antonio Donis, encargado de las comunicaciones desde la base Gabriel de Castilla. Proyectos como "Apadrina a un pingüino" ayudan a sensibilizar a las jóvenes generaciones sobre la necesidad de respetar el entorno natural y la fauna que lo habita. "250.000 familias conocen el trabajo de la misión gracias a esta iniciativa", comentó Donis. Hasta el continente blanco también han llevado drones, claves para mostrar su vida allí, pero también para recoger imágenes de carácter científico.
El día a día
Hasta la Isla Decepción llegan militares especializados en diversas áreas -medio ambiente, sanidad, comunicaciones, logística, navegación...- pero la máxima es "hacer de todo". "Un médico en la Antártida casi no trabaja como médico si tiene suerte, pero eso sí, hace de todo", dijo la comandante Dolores Muñoz, médica. En su campaña, realizó tareas de mantenimiento de la base, recepción de cartas o gestión de los pingüinos apadrinados, entre otras muchas. "Una de mis luchas es que a la misión también vaya personal de enfermería, aunque no suela haber problemas de salud, si los hay solo está el médico y el veterinario", recordó Muñoz.
En el día a día, la agenda se elabora en base a las necesidades de los científicos, que van rotando durante los tres meses de la Campaña Antártica. El investigador Mariano Lastra habló de la importancia de la toma de muestras en la Antártica: "Sus condiciones la hacen única, ya que tiene una barrera térmica que la separa del resto de ecosistemas". Lastra habló de proyectos sobre el calentamiento global a partir del incremento de la temperatura del agua o del deshielo, además de trabajos sobre biodiversidad. "La isla es la joya de la corona de la Antártida, es una zona muy peculiar, en el cráter de un volcán", contó.
Tras las ponencias, el cabo primero Víctor Rodríguez, encargado de la alimentación de la campaña, intervino para asegurar la calidad gastronómica a 13.000 kilómetros. "La alimentación es estupenda, así como el nivel de colaboración de todos los que forman parte de la misión", aseguró.
