Bajo el título "Los desafíos del cambio", Calleja protagoniza hoy el Foro La Región, programado para las 13,00 horas en el Auditorio Municipal
Jesús Calleja se autodefine como leonés, alpinista, explorador y comunicador. Entre sus hitos se encuentra la ascensión en 2005 al monte Everest (8.848 metros de altura) y la subida, entre 2006 y 2008, a las Siete Cumbres. Vivió en Nepal 16 años, donde trabajó como guía de montaña. Hoy, cuenta con una productora y es presentador de sus propios formatos en televisión. Bajo el título "Los desafíos del cambio", Calleja protagoniza hoy el Foro La Región, programado para las 13,00 horas en formato de almuerzo-coloquio con invitación, todo ello en el Auditorio Municipal.
El lema “Si no te gusta la vida, cámbiala" le acompaña allá por donde va.
Eso es fundamental y, hagas lo que hagas, siempre con alegría. Este lema va siempre relacionado con otra frase que siempre digo: "Ser feliz debería ser un derecho constitucional". Uno tiene que estar contento con lo que hace. A lo que más tiempo dedicamos en el día a día es al trabajo, por eso debemos encontrar aquel que nos dé placer, donde encontremos la felicidad. Y no tiene que ser el trabajo ideal. Yo he trabajado de muchas cosas y siempre he sido feliz. La clave de ese reto es intentar ser el mejor de tu profesión y llegar a lo más alto. Hay que ser desafiante con uno mismo y estimularse con nuevas metas.
¿A qué debe uno agarrarse en situaciones de complejidad extrema?
Lo de complejidad extrema debería entrecomillarse siempre. Vivimos en una sociedad donde todo se basa en el consumo. De repente, hacemos una tragedia de un problema que, si lo analizamos, no sería para tanto. Lo más importante es levantarte cada mañana sabiendo que eres dueño de tu destino y tienes la salud para poder hacer lo que te propongas. Somos nosotros mismos los que nos empeñamos en hacernos tristes y fastidiarnos la vida buscando problemas.
¿Qué le ha llevado a ser quien es?, ¿empeño, destino o azar?
Perseverancia, mucha perseverancia. Sobre todo cuando naces en una ciudad pequeña como León, donde las oportunidades no surgen espontáneamente. En esa situación, uno tiene que reinventarse, autoanalizarse y dedicar tiempo a uno mismo. Desconectar del mundo y pensar "qué hago, qué soy y qué quiero ser". Una vez encontrado el objetivo hay que perseguirlo de manera insaciable, poniéndole fecha y hora. A partir de ahí, ni bajar la cabeza ni abandonar el guión.
En los tiempos que corren, ¿falta ambición?
Sinceramente, sí. Los jóvenes de ahora se preparan, son una generación muy buena, pero vivimos en una época en la que parece que todo nos lo tienen que dar hecho. Haber estudiado una carrera no significa que el trabajo vaya a llegar a la puerta de tu casa. Las cosas hay que ir a buscarlas y, muchas veces, no están en el país en el que resides. A mí me ha pasado. Yo he tenido que salir 16 años de España para trabajar de guía de montaña en Nepal. Es el tercer país más pobre del mundo, pero es el que más oportunidades me ha dado y el que me cambió la vida. El problema radica en que nos hacemos demasiado cómodos. Falta ambición e iniciativa en nuestra juventud.
¿Cómo se supera ese miedo al cambio?
Buena pregunta, porque no lo sé. Yo no he tenido miedo nunca. Los cambios me provocan, me estimulan, son divertidos y me aportan novedad. La rutina es cansina y sosa. Los cambios no hay que medirlos solo en estabilidad o dinero. Lo bonito es que la vida te sorprenda con cada paso que das.
