LITERATURA

“La literatura es una forma de robarle vidas a la muerte, yo las he vivido todas y cada una”

DSDS
photo_camera Alfredo Conde, el año pasado en un Foro La Región.

Alfredo Conde, escritor y colaborador habitual de La Región, recibirá mañana un homenaje por parte de sus antiguos compañeros de bachillerato en el instituto Otero Pedrayo. Un homenaje por su trayectoria como escritor

A las 12 ofrecerá una conferencia coloquio en el Liceo, donde dos horas después será la comida. A las 13,00 horas, misa en la iglesia de Santa María Madre por los que se quedaron en el camino.

¿Qué supone este homenaje? 
Supone que uno se va haciendo mayor. Es un homenaje lleno de afectividad, viene de parte de unos compañeros de bachillerato con los que mantengo hoy día la misma relación de amistad que la que teníamos hace casi 60 años. Mantener estos lazos es algo que nos enorgullece a todos, este año se ha manifestado en mí y espero que en los sucesivos lo sea en los demás. Es significativo que con diferentes ideas y posiciones ante la vida hayamos sido capaces de mantener una relación de afecto.

En su biografía aparece que es usted escritor, político y poeta.
Poeta malo, político breve y escritor espero que hasta el final de mis días.

¿Cuál de los premios le ha hecho mayor ilusión?
El  Premio Nacional de Literatura fue muy trascendental, la primera vez que ganó una novela no escrita en castellano. Tuve que competir con libros de poesía y ensayo. Sólo a partir de ahí me atreví a poner escritor en el DNI. El premio Nadal también fue muy importante, algunos me tildaron de traidor a la lengua gallega, me consideré un exilidado interior. Eso sí, me sirvió para que tradujeran mis obras a muchas otras lenguas. Luego está el premio Grinzane Cavour, decidido por los votos uno a uno de muchos universitarios italianos. También uno que me dieron el año pasado en Valladolid, en estos tiempos en los que los locutores de televisión son escritores...

¿Qué es para usted la literatura?
Una forma de robarle vidas a la muerte, yo quiero a todos y cada uno de los personajes de mis novelas. He vivido todas y cada una de las vidas que caben en una novela. He vivido mucho más de lo que hubiera vivido si no hubiera sido escritor. Me ha valido para conocer mundo, ser escritor me ha hecho conocer muchos países.

Nació usted un 5 de enero, ¿regalo de Reyes?
Recuerdo que se fue la luz, nací a oscuras, mi padre y mi abuelo se encargaron del parto, que fue difícil.

¿Qué balance hace de su paso por la política?
Fueron 12 años, tres legislaturas. La primera fue constructiva y digna. Era el principio de la transición, los políticos venían de la clandestinidad y defendían lintereses colectivos. Yo digo que más que transición fue una transacción. Luego se fue deteriorando, primaron los intereses de los partidos.

Estuvo 20 días en coma inducido...
Sí, en el 2013, al poco de casarme por tercera vez. Una gripe A derivó en una neumonía doble. Me salvé por los pelos. En el hospital en el que yo estaba murieron dos, uno de 42 años y otro de 48. Estuve dos días conectado a una máquina cuando lo normal es soportarla unas pocas horas. Desde entonces tengo otra apreciación de la vida.

¿Con qué está ahora?
Acabo de novelar la vida de Benigno Moure, el cura que fue condenado por apropiación indebida. No es una biografía, en todo caso es una novela biográfica o una biografía novelada. Saldrá en septiembre. Y documentando una novela sobre el batallón literario, aquellos universitarios que participaron en la Guerra de la Independencia.

Palabras para Alfredo Conde

Hace 55 años salimos de nuestro instituto del Posío con un puñado de vivencias para construir futuros recuerdos. Fue un tiempo mágico, paraíso de esperanzas. Peregrinos tus compañeros, peregrino tú. El corazón al viento del mundo, clandestinidad, viajes, libros publicados, política... 1986, Premio Nacional de Literatura.
Nos juntamos para hacerte un homenaje y el tiempo, en esos 24 años, se había puesto amarillo sobre nuestras fotografías de los jardinillos de Padre Feijóo, Monterrey, el Posío.

En 1991, Premio Nadal y fuego amigo. “Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros”, decía Pio Cabanillas.
Sucedió en nuestras vidas, en tu vida, como en la mítica carrera de 400 metros lisos de la que hablaba con orgullo tu tío Daniel. Te caíste, te levantaste, y la ganaste.

Libro tras libro, zancadilla tras zancadilla, premio tras premio. Criado en el Citius, Altius, Fortius. La gloria se consigue luchando.  El cielo sobre tu cabeza y el camino bajo tus pies, tiempo y silencio.

Llega el 50 aniversario de nuestra salida del instituto y en algunas posadas hay vino para calmar tus inquietudes, para enjuagar el alma y sanar la tristeza. La independencia de pensamiento es la más noble aristocracia, piensas.

Este sábado te esperamos en el Liceo, en ese puerto de la vida que es la amistad.

Quisiera que en un nuevo tiempo pudieras decir como Vargas Llosa en el 2010: “Soy un contador de historias, había una vez un niño..." hasta que un amanecer alaricano, el protagonista de mi cuento recibió una sorpresiva llamada en la que un señor de apellido impronunciable le anunció que había recibido un premio y que tendría que ir a recibirlo a una ciudad llamada Estocolmo.

Como dirías tu, “Salutem plurimam”. Un abrazo, Alfredo

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