Representantes de comercio, peluquerías y hostelería de la ciudad analizaron las nuevas medidas relacionadas con la desescalada y con respecto al futuro apuntaron que habrá "menos clientes" y un inevitable "aumento de los precios"
Los distintos aspectos y dudas que genera el anuncio del Gobierno de que se podrán abrir, poco a poco, y según vayan desarrollándose los acontecimientos, el comercio, la hostelería y otros establecimientos, como peluquerías, fueron analizados a fondo en la última edición de Foro La Región.
Bajo el título de "El comercio, motor ciudadano", y moderado por el periodista Antonio Nespereira, los espectadores pudieron enviar sus cuestiones a tres representantes del sector comercial en la provincia: el secretario de la junta directiva del Centro Comercial Ponte Vella, Fernando Bouso; el empresario del sector de la peluquería Lucky Seoane, y el hostelero Pablo Domínguez.
Lucky Seoane reconoció vivir una situación "inimaginable" que "ha destrozado todo el sistema sanitario y económico, tal y como lo conocíamos". Centrándose en su sector, apuntó que "parece que el lunes podremos abrir y se empieza a ver un poco la luz", aunque señaló que "aún falta el protocolo de actuación".
Bouso, por su parte, reconoció que la "incertidumbre" es la tónica general. Añadió que "ahora ya sabemos un poquito más, como cuándo vamos a poder empezar a abrir, aunque faltan las condiciones". Recordó, por otra parte, que lo importante es "abrir con seguridad".
Y Domínguez coincidió en esa falta de certidumbre, aunque añadió que "toda crisis ofrece una oportunidad de reinventarse", al tiempo que reconoció "no entender muy bien eso de que solo se pueda ocupar el 30% del aforo".
Disyuntiva
Se puso sobre la mesa si la reapertura estará más marcada por la ilusión o por el miedo. Ante esta disyuntiva, Fernando Bouso optó por la palabra ilusión, aunque matizó que "la realidad es dura y hay negocios que, si ya estaban tocados, les va a costar muchísimo salir de esta etapa", e insistió en que "no sabemos cómo va a ser esta nueva situación", al tiempo que remarcó que "vamos a tener que remar todos juntos, necesitamos el apoyo y la ayuda de todos (proveedores, los dueños de los locales que los alquilan, que tendrán que bajar precios, y los clientes)".
Lucky Seoane aseguró que "esto nos ha valido para revitalizarnos un poco y pensar qué tenemos que ofrecer a mayores o cómo debemos posicionarnos en las ventas on line; la etapa que nos viene por delante es difícil, pero ilusionante".
El hostelero Pablo Domínguez señaló que "un poco de las dos cosas tiene que haber", para ir adaptándose día a día a la nueva situación. En este sentido, Bouso señaló que "debe haber flexibilidad en esos ERTE; si no vamos a vender lo mismo que antes, habrá que tenerlo en cuenta".
En cuanto a la desescalada, Seoane lamentó que el Gobierno "esté jugando con el concepto de error-prueba, se anuncian una serie de medidas pero no se concretan en un documento. En nuestro caso se nos dijo que el lunes podemos atender a un cliente con cita previa, pero no sabemos cuántos pueden entrar en el recinto y el resto de detalles". Bouso se unió a esta crítica: "Aun sin saber las fechas de reapertura, sí que podrían haber adelantado el protocolo de actuación; hay muchas cosas que no han quedado claras".
Especialmente preocupado por las directrices relativas a la seguridad en el servicio se mostró el representante del sector hostelero, "lo considero más importante que las fechas en sí".
En cuanto a cómo serán los nuevos clientes, Bouso apuntó que "se va a perder lo que se denomina la compra de paseo, esa persona que sale, ve en el escaparate y decide comprar; va a ser una compra más fría, seguramente, pero confío en que, a medida que la gente vaya cogiendo confianza, se recupere en parte esa normalidad".
Lucky Seoane reconoció que "buena parte de los trabajadores han visto reducidos en un 30% sus ingresos y todo dependerá de cómo quede la cosa a la vuelta de cuatro meses; la clave está en saber si se recuperan esos puestos de trabajo de los ERTE". Domínguez, por su parte, coincidió en que "todo pasa por esa recuperación económica, si el tiempo acompaña y las instituciones ayudan, podremos restituir a esa masa laboral de nuevo".
Herramientas
Los ERTE se valoraron como "herramienta importante para sobrellevar esta situación", señaló Seoane, que reconoció que "cada cual, según su situación", valora de un modo u otro las iniciativas de las instituciones, y apuntó que "debe haber más medidas de ayuda", algo en lo que coincidió Bouso, que avanzó que "se nos ha buscado solución para los problemas actuales, pero es claro que no tendremos la misma facturación que teníamos; habrá que pagar a los proveedores, también tocados, así que seguiremos necesitando ayuda para mantener los puestos de trabajo".
Domínguez, por su parte, señaló con respecto "al flujo del crédito que se ha especulado bastante", y señaló como error importante "cobrar las cuotas habituales a los autónomos en meses que no se ha facturado", así como el hecho de que "haya gente en un ERTE que no cobró aún ningún dinero".
Sobre la adaptación de las peluquerías a la nueva situación, el representante del sector señaló que "el futuro estará en menos clientes, más tiempo con cada uno y un rendimiento económico mayor con cada uno de ellos". En torno a los centros comerciales, Fernando Bouso explicó que "el Ponte Vella va a reabrir con las mayores medidas de seguridad posibles, así que los ciudadanos podrán estar totalmente tranquilos cuando vayan".
Remató el debate hablando del horizonte de recuperación de la normalidad, que los tres coincidieron en que no se daría "hasta mediados del 2021". Domínguez consideró que "la diferenciación y la adaptación a la nueva normalidad será clave, a través de venta on line o ampliando carta de servicios". Lo que sí avisó es que habrá "un inevitable aumento de precios".
