Los Guns n' Roses ya están en España listos para su concierto en Vigo

Guns and Roses.
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En la era dorada de la música urbana y los ritmos latinos, decenas de miles de nostálgicos se reunieron en el estadio Metropolitano para presenciar el primer concierto de su gira por el país

En la era dorada de la música urbana y los ritmos latinos, decenas de miles de nostálgicos del rock de finales de los 80 y primeros 90 se reunieron en el estadio Metropolitano de Madrid para celebrar la vigencia de una de las más importantes bandas de hard rock de todos los tiempos, Guns n’Roses. Y ya está todo listo para su concierto en Vigo.

El montaje para el concierto de Guns N’ Roses en Vigo avanza y en el interior de Balaídos ya se observa del escenario. Se trata de un montaje complejo para una estructura de gran tamaño que será una pieza clave del espectáculo que traerá la banda a Vigo el próximo lunes.

Los dos primeros conciertos con los que la banda inició su gira el Abu Dhabi y Tel Aviv muestran que utilizaron una enorme pantalla que abarca la totalidad del trasfondo del escenario y sus costados para la escenografía. En el centro se encontrarán colocados la batería, la percusión y los teclados, elevados en una escalinata de cuatro niveles. Los intérpretes de estos instrumentos, Dizzy Reed, Frank Ferrer y Melissa Reese, se situarán en dicha escalinata, mientras que debajo de ella se encontrarán Richard Fortus junto a Slash a las guitarras y el líder de la banda, el cantante Axl Rose.

Concierto en Madrid

Con unas 40.000 entradas vendidas, según la organización, los angelinos estuvieron lejos de agotar el aforo, como hicieron en su primera visita a la capital en 2017 tras la reunificación de los tres miembros de la banda original, Axl Rose, Slash y Duff McKagan. Pero cumplieron con creces teniendo en cuenta la competencia del Primavera Sound que traía a Depeche Mode o Kendrick Lamar a la Ciudad del Rock de Arganda del Rey, a 20 kilómetros de ahí.

De hecho los autobuses gratuitos para el Primavera Sound salían de las inmediaciones del Metropolitano, lo que hacía temer algún colapso por la afluencia simultánea de los asistentes a ambos eventos, que finalmente no se produjo.

Pretenders, pese a ser uno de los grandes grupos de rock coetáneos en su popularidad, resultaron unos teloneros inusuales para Guns n’Roses, y tocaron con el estadio aún medio lleno algunas de sus canciones más famosas como “I`ll stand by you” o “Don’t get me wrong” con el intacto liderazgo de Chrissie Hynde.

Con una puesta en escena sobria y sin mediar palabra, la banda arrancó con puntualidad con “It’s so easy” de “Apetite for destruction” y siguieron sin pausa “Bad Obsession”, una canción que habla de sus pasadas adicciones a las drogas, “Chinese Democracy”, del que hasta ahora ha sido su último álbum de estudio y “Mister Brownstone”.

Aunque la voz de Axl Rose no es la misma que le hizo célebre hace décadas, la dosificó para llegar a los momentos cumbre en canciones como “Welcome to the jungle”, con la que empezó a subir la temperatura del recinto y a despertar el entusiasmo del público del Metropolitano.

Axl se quedó solo en la primera línea para interpretar una versión de “Wichita Lineman” y fue muy coreada “You could be mine”, doblemente célebre por la película “Terminator”. El ambiente se puso más emotivo con “Estranged”, una canción de casi 9 minutos que sirvió para que se lucieran especialmente tanto Slash como la teclista y se volvió más romántico con “Don`t cry”.

Con la bandera ucraniana de fondo sonó su himno antibélico “Civil war” y ya en la recta final, las más celebradas, “Sweet child of mine”, la balada “November rain”, con el piano de cola en medio del escenario, “Knockin` on heavens doors” y “Night train”.

Aunque ya habían pasado las tres horas de concierto, aún se dejaron para los bises “Yesterday”, la balada “Patience” y el colofón, “Paradise city”.

Guns n’ Roses demostraron con creces que sus canciones siguen vivas y Axl Rose que aún puede correr por el escenario y lanzar por los aires los pies de micro, pero detalles como una aspiradora limpiando el suelo del escenario o algún espectador sacando el “tupper” para cenar evidenciaban que los tiempos cambiaron.

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