Parte del vocabulario de los afiladores se mantiene en partidas de naipes o en conversaciones entre amigos

Las hablas de oficios tradicionales perviven en el lenguaje actual a pesar de estar ‘condenadas a desaparecer’

Las hablas específicas de oficios tradicionales gallegos, como los afiladores, cesteros y canteros están ‘condenadas a desaparecer’, puesto que los pocos profesionales que todavía desempeñan estas actividades ya no las emplean. Sin embargo, algunas expresiones todavía permanecen vivas en algunos lugares de la geografía de la comunidad, a pesar de que la función con la que se utilizan es diferente a aquélla con la que nacieron.
Según explicó el doctor en Antropología Social de la Universidade de Vigo, José Antonio Fidalgo Santamariña, quien ha realizado varios estudios al respecto, hubo un tiempo en que cada oficio ambulante gallego tenía su propio lenguaje.

Así, entre otros, se podía escuchar el 'barallete' de afiladores y paragüeros de Ourense, el 'latín dos chafouzas', de los albañiles de Goián; el 'latín dos bogardeiros', propio de los cesteros de la zona de Mondariz; o el 'verbo dos arxinas', también conocido como 'latín dos canteiros', procedentes de Pontevedra.

La mayoría de oficios tradicionales ambulantes se han ido perdiendo con el paso del tiempo. Los que no han desaparecido, han evolucionado y abandonado su carácter itinerante y, por tanto, la condición que hacía necesaria la existencia de jergas.

‘Estamos asistiendo a los últimos años en los que podemos encontrar personas que las entienden, pero ya les resulta difícil mantener un diálogo’, explicó. Por ello, insistió en que se trata de lenguas que ya se han extinguido, puesto que, aunque están registradas en trabajos de investigación, no existen hablantes que las practiquen.

En este sentido, Olimpio Liste, director del Museo Etnográfico Liste de Vigo, destacó que los últimos afiladores ambulantes, algunos de los cuales regentan hoy negocios donde tienen establecida su actividad, ‘ya no utilizaban el barallete’ como idioma para comunicarse con sus colegas.

VESTIGIOS.

Aún así, todavía quedan vestigios en el habla actual de algunas zonas de origen de artesanos ambulantes, como ocurre en el municipio ourensano de Nogueira de Ramuín, donde ‘aún es fácil escuchar alguna palabra en barallete mientras se juega una partida de cartas o se intercambia una conversación entre amigos’, explicó el profesor Santamariña.

Este uso puntual de determinadas palabras ocurre especialmente con los juegos de naipes, donde, aquél que conoce los términos de la antigua lengua de los afiladores correspondientes a cada figura, puede utilizarlos con su pareja de forma que los contrincantes no entiendan la información. De todas formas, estos casos anecdóticos están lejos de la intención con la que nació y se dio uso a esta jerga.

OCULTISMO.

Las jergas de oficios tradicionales eran utilizadas por los profesionales de diferentes oficios para ocultar sus mensajes a los ajenos a su actividad. Los hablantes no sólo las utilizaban para referirse a aspectos de su práctica profesional, sino que también era el lenguaje con el que expresaban su propia visión del mundo y que les daba un cierto estatus de clase.

Según Fidalgo Santamariña, las jergas nacieron en el seno de profesiones de carácter ambulante ya que eran una herramienta que permitía a sus hablantes ‘comunicarse con libertad en un contexto extraño a ellos, por encontrarse lejos de sus hogares’ y no las empleaban en sus localidades natales ni con otras personas que no compartieran el oficio.

Las palabras se creaban tomando como origen términos de diversos idiomas aunque modificándolas, por lo que resultaban completamente incomprensibles al resto de personas. Ejemplo de ello son algunos vocablos empleados en el barallete de los afiladores ourensanos como 'arguía' (carne) o 'ardoa' (vino), derivados de los términos en euskera 'ardo' y 'araguía'; o 'doco' (perro) y 'fixo' (pez), del inglés 'dog' y 'fish'. Asimismo, las lenguas estaban sometidas a un continuo proceso de evolución, a fin de garantizar el hermetismo con el que nacían.

JERGAS ACTUALES.

En la actualidad sí se mantienen otro tipo de hablas especiales que, a pesar de que se emplean de forma distinta y con una finalidad diferente a las de los oficios tradicionales, también se caracterizan por resultar ininteligibles para el resto de la gente. Se trata, por ejemplo, de las que usan las personas vinculadas al mundo de la delincuencia y las cárceles, pues les resulta útil mantener un lenguaje propio y que los demás no les comprendan.

Por otra parte, existen hablas especiales de carácter técnico, que van ligadas a la especialización de actividades profesionales y sólo se utilizan en estos contextos. Entre ellas, destacan las utilizadas por los informáticos y otros profesionales de las nuevas tecnologías.

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