El Gobierno 'austero' de Núñez Feijóo se gastó 1,5 millones en la exposición 'Gallaecia Petrea' en el Gaiás, pero las piedras no consiguen atraer a masas es cuestionada por la crítica, benefició a empresas madrileñas y dura seis meses.

Pedrada a las arcas gallegas

Una de las piezas expuestas en la muestra 'Gallaecia Petrea'. (Foto: ARCHIVO)
Los gallegos somos un pueblo como con una cara pétrea, lleno de sentimiento pero al mismo tiempo dotado de una fortaleza insuperable'. Con estas palabras el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, inauguraba el pasado 15 de junio la exposición 'Gallaecia Petrea' en la Cidade da Cultura. Lleva razón.
La cara sí que se le queda de piedra a las pocas personas que acuden a visitar una muestra proyectada para concitar un gran interés y mover masas, como en su día sucedió con Galicia no tempo, exposición sobre la misma temática, que se celebró en San Martiño Pinario y fue inaugurada por la reina Sofía en 1991.

El historiador lucense Adolfo Abel de Vilela salió escandalizado cuando fue a visitarla hace unos días, máxime cuando es público que la muestra sobre piedras costó 1,5 millones de euros. 'Yo tengo mi teoría sobre eso. En primer lugar, si un edificio se construye para un museo pues debe ser un museo. A mí me parece que gastar 1,5 millones de euros en una exposición que dura seis meses no tiene sentido, pues cuando acaba el día acaba la romería. Con ese dinero se podía montar un museo de Galicia y la Xunta tiene posibilidades de hacerlo porque es la propietaria de todas las piezas arqueológicas que aparecen en Galicia. Están en otros museos pero pueden llevarlas para allí porque tiene esa potestad'.

Adolfo Abel de Vilela es una excelente tribuna para valorar la muestra. Además de erudito, fue diputado con Alianza Popular en la primera legislatura y secretario xeral de Política Lingüística en 1987. 'A mí me pareció realmente un almacén.

El tema de los palés no es ninguna novedad porque ya lo han hecho en otras partes. Da la impresión de que es un almacén lleno de piedras, con muy poca información y con errores notables en las fichas de algunas piezas. Gastar 1,5 millones de euros, aunque todos no los ponga la Xunta, en estos tiempos de crisis me parece inadecuado'.

La principal partida de dinero, 801.866,91 euros, para el montaje y desmontaje de las exposición, fue adjudicada a Expociencia y Frade Arquitectos, dos empresas con sede en Madrid. La muestra contó con un comisario coordinador, Miguel Fernández Cid, y con otros comisarios que se encargaron de las distintas etapas, como Juan Ramón Vidal Romaní, Xosé Ignacio Vilaseco, Antonio Rodríguez Colmenero, Carlos Valle y Ana Goy.

Rosa Olivares, una de las críticas de arte con más peso en el panorama nacional, escribió en la prestigiosa revista Exit Express un comentario que deja a la muestra tiritando: 'Un tópico que no cesa y que ha dado de comer ya a demasiados comisarios.

Todas las piezas expuestas, desde la prehistoria hasta hoy están en museos o colecciones gallegas, pero se habla de un presupuesto de un millón y medio de euros de forma oficial, es decir, algo más habrá sido. El comisario general (hay seis, uno por franja histórica, más uno general) parece que ha cobrado 50.000 euros, cuando lo habitual viene a ser 12.000 euros, en el mejor de los casos. Imposible de ver, al margen de la belleza de las piezas arqueológicas, por el montaje y el espacio'.

Para esta experta con mucho predicamento en el mundo del arte, 'Gallaecia Petrea' es 'un absoluto despropósito expositivo y un insulto a una sociedad que está recortando en educación y sanidad hasta bordear la miseria'. Sólo con el mantenimiento de este 'engendro arquitectónico', como califica a la Cidade da Cultura, 'serviría para alimentar al CGAC y al Marco', que las están pasando canutas por los recortes.

Los resultados de este 'absoluto despropósito' no están siendo los esperados y las grandes empresas que financian la fundación ya han manifestado su descontento en los círculos de poder, ya que piensan que 'para ver piedras en Santiago nada mejor que el Obradoiro'.

'Yo fui un sábado a las once de la mañana con dos amigos y éramos los únicos que estábamos en las salas', comenta Adolfo Abel de Vilela. 'El otro día otra otro amigo me contó que eran 15 personas las que estaban viendo la exposición. No se pueden hacer estas grandes inversiones para que luego no vaya nadie', añade.

Como dice Núñez Feijóo, a los gallegos, a veces se nos queda la cara pétrea.

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