Galicia, con 40.000 hectáreas, es la tercera comunidad con más litoral con medidas conservacionistas

Sólo el tres por ciento del mar español está declarado como espacio natural protegido

La playa grande de Carnota, donde se creó la primera reserva marina de interés pesquero.
El litoral español tiene casi 8.000 kilómetros. Sin embargo, sólo el tres por ciento del mar español está declarado como espacio natural protegido. Los expertos insisten en la necesidad de proteger adecuadamente las áreas marinas, la ‘asignatura pendiente tanto de España como del resto de Europa’. La normativa de la Unión Europea obliga a los estados miembros a configurar una red de Areas Marinas Protegidas antes de 2010; España sólo cuenta con medidas de protección para el 1% de sus plataformas continentales.
Varios expertos españoles coinciden en que la adecuada protección de las áreas marinas es ‘la asignatura pendiente’ no sólo de España sino también de Europa, donde la conservación de las zonas marítimas ha estado históricamente ligado a la explotación pesquera. Sólo el 3 por ciento del mar español está declarado espacio natural protegido, y de los seis millones de hectáreas de territorio protegidas en España sólo existen 250.000 hectáreas de zonas marinas efectivamente protegidas en un país que cuenta con casi 8.000 kilómetros de litoral (incluyendo Baleares y Canarias).

Según el presidente de Europarc-España, Hermelindo Castro, la creación de un sistema para la protección de las áreas marinas es ‘la asignatura pendiente, no sólo de España sino también de Europa’. La protección de los ecosistemas marinos y la gestión de los mismos ha estado ligada históricamente a hacer compatible la explotación de los recursos pesqueros y marinos con la conservación de la biodiversidad.

La normativa de la Unión Europea obliga a los estados miembros a configurar una red de Areas Marinas Protegidas (AMP) antes de 2010 y España sólo cuenta con medidas de protección para el uno por ciento de sus plataformas continentales, según explica Francisco Sánchez, investigador del Instituto Oceanográfico Español (IEO). Estas áreas protegidas deben incluir los ecosistemas más relevantes o con necesidades específicas de protección y ser representativas de los ecosistemas marinos españoles.

Biodiversidad

WWF/ADENA sostiene que España es uno de los países más ricos de Europa en términos de biodiversidad marina, pero en sus costas viven de forma estable unos 23 millones de habitantes (el 58% de la población española), presión que se ve incrementada por los millones de turistas que visitan anualmente el país. Por todo ello, el esfuerzo destinado a la protección de estos espacios, tanto en términos de recursos materiales, humanos y económicos, ‘debe contar con planes de gestión y conservación viables, que tengan en cuenta las consecuencias socioeconómicas y las actividades pesqueras u otros usos humanos que se realicen en la zona’, según explica Sánchez. Este investigador insiste en que la red de áreas protegidas ‘debe ser coherente y estar basada en criterios científicos’.

En Galicia existe una reserva marina de interés pesquero (RMPI) en Os Miñarzos, en Lira (Carnota). La iniciativa, puesta en marcha por los marineros de la zona en colaboración con la Universidad de Santiago y WWF Adena, tiene como principal objetivo frenar la caída de capturas. Para ello, se redujo el cupo y se elevó la talla mínima de las piezas. Cataluña es la comunidad autónoma que más superficie litoral-marina protegida aporta al conjunto del Estado, con 79.125 hectáreas seguida por Andalucía (53.282), Galicia (40.139) y Canarias (37.151).

El sector eólico apuesta por los molinos marinos para potenciar las renovables

España debe apostar claramente por la energía eólica marina si quiere que en 2020 el 20% de la energía que se consuma en el país sea renovable: el objetivo fijado por la UE, y una meta donde estos molinos marinos tendrán un papel esencial, según el presidente de la asociación EolicCat, Ramón Carbonell. Hace unos días, los Ministerios de Medio Ambiente e Industria, presentaron el mapa eólico marino que define las zonas aptas para instalar los futuros parques sobre el mar, cerca del 3% de la superficie del litoral español, que evita los espacios naturales protegidos o de interés turístico, y que incluye zonas que no entorpecerán el tráfico de barcos y la actividad pesquera.

Este mapa permitirá desarrollar el real decreto sobre aerogeneradores marinos aprobado en 2007, y según Carbonell existe ya interés suficiente por parte de los grupos empresariales para que los parques pudieran estar en marcha en un par de años si no se producen demoras administrativas, aunque otras fuentes creen que los primeros molinos sobre el mar no se verán antes de 201.

Galicia, en contra

En el caso de Galicia, todos los partidos votaron en el Parlamento en contra de que este tipo de energía se instale en el litoral de la comunidad por las graves consecuencias que tendría para sectores estratégicos como el de la pesca de bajura.

Carbonell, presidente de la Asociación Eólica de Cataluña, entidad que representa a la práctica totalidad de las empresas del sector en esta comunidad, afirma que aunque España es la tercera potencia del mundo en energía eólica, con 17.000 megavatios instalados, sólo superada por EE.UU. y Alemania, no cuenta con ningún parque marino, que proliferan en países como Dinamarca o el Reino Unido.

El principal problema con el que se encuentra el desarrollo de los parques marinos en el Mediterráneo es la escasa plataforma continental, que provoca que a dos kilómetros de la costa haya profundidades de centenares de metros, que dificulta anclar con seguridad los aerogeneradores, ya que a partir de 30 metros de fondo los costos se disparan.

Aunque el mapa eólico, del que dependerán las autorizaciones, tiene una definición ‘relativamente baja’, las zonas de Cataluña con más posibilidades para acoger los aerogeneradores son puntos del Golfo de Roses y el Delta del Ebro. Las desembocaduras de los ríos, por sus áreas sedimentarias, son los puntos de menor profundidad, como ocurre con el Ebro, pero será necesario realizar estudios por los efectos de los parques sobre la flora y fauna.


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