Un grupo de universitarios gallegos puso en marcha una empresa de distribución rápida de productos alimentarios

Solución para estómagos nostálgicos, en la red

La solución para tripas nostálgicas está en la red Internet ha ido eliminando barreras y acortando distancias, pero quedaban algunos agujeros negros en la red. La revolución tecnológica no había conseguido calmar la morriña gastronómica de quienes tienen que emigrar o, siendo foráneos, han sido conquistados por la gastronomía galaica. Basta con un click para cargar el carrito de la compra virtual con productos gallegos de calidad y poder degustarlos a cientos de kilómetros. Vinos, quesos, embutidos, algas, postres, licores y otras exquisiteces están disponibles en el supermercado on line. No hay que esperar a que un amigo gallego vaya a la
Juan Capeáns y Jesús Gutiérrez serpentean en su furgoneta las carreteras secundarias que unen el polígono Costa de Vella de Santiago con el municipio de Touro para recoger unas cajas de quesos y enviarlas por correo urgente a Barcelona. ‘Si hace un par de años nos dijesen que íbamos a estar tan puestos en denominaciones de origen y productos delicatessen, no nos los creeríamos’.

Su amistad viene de muy lejos, pero desde unos meses son socios. Junto a Armando Casal, su enlace en Madrid y también amigo de siempre, crearon Galicatessen, una empresa que vende alimentos de calidad a través de Internet. Ni ellos, ni su red de colaboradores (el grupo de amigos que no figuran en las escrituras, pero arriman en hombro en este proyecto empresarial) son comerciantes por vocación. ‘Estudiamos diferentes carreras: Derecho, Ingeniería Química, INEF, Administración y Dirección de Empresas... Somos un grupo heterogéneo de amigos a los que en abril del año pasado se nos encendió la bombilla en un restaurante de Madrid’, explica Jesús Gutiérrez. ‘En la carta echábamos de menos lo que más nos apetecía, los platos con productos de la tierra y de calidad. Pensamos que en esa situación podría encontrarse mucha gente: gallegos que trabajan fuera, estudiantes que tienen que salir de Galicia, o turistas que conocen nuestra gastronomía en sus vacaciones y quieren seguir consumiendo cuando vuelven a sus casas’. Y ahí surgió la idea. Después vendría un proceso de maduración, papeleo y trámites más largo de lo esperado. El espíritu emprendedor pudo más que la burocracia y a principios de este año comenzaba a funcionar la web (www.galicatessen.es) que permite hacer a distancia la compra de siempre.

‘El sistema no esconde muchos secretos. Ofrecemos un escaparate de productos artesanales de primera calidad para que nuestros clientes hagan su selección on line y, mediante correo urgente, garantizamos una rápida distribución’, explica Juan Capeáns, director comercial de Galicatessen. Él, con dedicación exclusiva, es uno de los principales impulsores del proyecto; se encarga del mantenimiento diario de la web, la relación con proveedores y las gestiones comerciales. Jesús, que pelea con las últimas asignaturas de Ingeniería Química, controla el almacén en el tiempo que le deja libre un negocio familiar, mientras que Armando, desde Madrid, compagina sus estudios con las tareas contables y estra tegia financiera. ‘Las videoconferencias a través del Skype son nuestro mejor apoyo para mantener un contacto fluido con Armando y otros amigos que colaboran para un mejor posicionamiento de nuestra web en los buscadores más importantes’, explica Jesús Gutiérrez.

Él es quien más trato tiene con Nino, el gerente de Queixerías Bama. Este veterano proveedor recibe a los dos emprendedores en la puerta de la factoría y los invita a ver una nueva línea de productos que van a sacar al mercado. ‘Son importantes ini ciativas como las de estos jóvenes, intentando abrir nuevos mercados. Esa faceta la tenemos descuidada muchos de los productores’, explica el responsable de la quesería antes de que Jesús y Juan suban a la furgoneta para continuar con las visitas a proveedores.

La mañana acaba en la oficina, donde comprueban que hay un pedido nuevo. Es así y, tras comprobar el pago, le escriben al cliente para garantizarle que recibirá en Bilbao su cesta de la compra en menos de dos días. ‘Garantizamos la entrega en la Península en un plazo que oscila entre las 24 y 48 horas, salvo productos que no están en temporada o son de difícil acceso’, indica Capeáns. ‘Las entregas próximas, las menos frecuentes, las realizamos nosotros mismos para ahorrar costes, pero el envío no incrementa mucho el precio: tres euros en Galicia, seis en el norte peninsular y doce para la zona centro y sur’.

La mayoría de los clientes están en Madrid, Barcelona, País Vasco y Valencia, pero también reciben encargos de Londres y París (el transporte internacional ronda los treinta euros). ‘Limitamos nuestra presencia en el extranjero a estas dos ciudades en una primera fase, pero esperamos ampliar el mercado internacional en los próximos meses. Tenemos muchas esperanzas puestas en el Xacobeo 2010, puede ser una buena oportunidad para contactar con turistas y peregrinos que se convertirían en potenciales clientes’.

Promoción, venta electrónica y el menor stock

La teoría dice que los productos de calidad ‘se venden solos’, pero la práctica indica que es necesario contar con una meditada estrategia de promoción para llegar a los clientes. ‘Vendemos material de primer nivel, exclusivamente gallego’, indica Jesús Gutiérrez. ‘Además de estos productos, ofrecemos un servicio: lo llevamos allí donde el acceso el más complicado. Nuestros clientes deben tenerlo claro, pueden recibir comida y bebida de calidad en cualquier lugar de España’.

En los almacenes de Galicatessen se acumulan pocas cajas. ‘Trabajamos con el mínimo stock posible porque mantenemos un contacto directo con los proveedores y contamos con una red de distribución muy eficaz’ apunta Juan Capeáns. ‘Es un sistema de trabajo adaptado a los tiempos. Buena parte del éxito radica en la eliminación, siempre que sea posible, de los intermediarios’.

Aunque el comercio electrónico no fomenta el contacto cara a cara entre vendedores y compradores, los promotores de esta web buscan la conexión directa con el cliente. Han situado expositores de Galicatessen en casas de turismo rural, pazos y hoteles para intentar captar la atención de los visitantes.

Receptividad

‘Estos establecimientos han mostrado su disposición a colaborar con nosotros y ofrecernos la oportunidad de darnos a conocer para quienes no saben que existimos. Llevamos nues tros productos a quienes se hospedan en estos locales y les explicamos que, si lo desean, podemos enviárselo a su lugar de residencia’.

Reparten dípticos y, sobre todo, realizan degustaciones. ‘Es la mejor tarjeta de presentación’, indica Jesús Gutiérrez. Los resultados en estos primeros meses son satisfactorios, pero los promotores de la iniciativa esperan que la avalancha de turistas prevista para el próximo Año Santo suponga el empujón definitivo para el negocio.


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