Sorpresa y disgusto entre los colaboradores de la Iglesia

Miembros activos de la comunidad católica de Vigo califican de “excepción” lo ocurrido en la orden

nnnLa detención de Miguel Rosendo y su mano derecha, la conocida como hermana Marta, en lo que ha supuesto la desarticulación de la  Orden y Mandato de San Miguel Arcángel ha sido acogida por la comunidad católica viguesa con sorpresa y disgusto. La notoriedad de los miembros de este grupo, sobre el que ahora pesa la sospecha de secta, les hizo ser muy conocidos en los círculos más activos de colaboración con la Iglesia en la ciudad, que nunca se hubieran imaginado una situación similar.

Marora Martín-Caloto, hermana mayor del Cristo de la Victoria, recuerda a los miembros de la Orden y Mandato de San Miguel por su colaboración en la procesión del Cristo. “Eran personas que nos ofrecían su ayuda, que colaboraban para facilitar que todo saliera correctamente, y eran muy amables, fue una sorpresa inesperada y un disgusto porque se trata de algo muy serio y muy grave”, afirma.

Ella está convencida de que la mayoría actuaba de buena voluntad por lo que son víctimas a las que “no dejamos de lado, sino que seguimos apoyando para que canalicen esas ganas de ayudar a los demás y a la vez puedan olvidar y recuperar sus vidas”. Para Martín-Caloto,  “en Vigo colabora mucha gente con la Iglesia, personas que hacen una gran labor y lo que ha ocurrido es una excepción, contra este tipo de casos hay que combatir desde dentro, como se ha hecho”.

A juicio de la hermana mayor del Cristo de la Victoria, “el comportamiento del grupo desde mi experiencia siempre fue de colaboración y amabilidad, si bien chocaba un poco el tema de los hábitos, tan vistosos y el hecho de buscar siempre tanta notoriedad, algo no muy frecuente en el voluntariado”, explica y asegura que “existe un control desde dentro que es lo que ha permitido que salga a la luz”.

Por su parte, Angel Dorrego, coordinador de la Semana Santa de Vigo y director de Cáritas coincidió en que lo ocurrido con la Orden y Mandato de San Miguel fue un duro golpe. “Todos los años, nos ayudaban a sacar los pasos, era gente, al menos con la que yo traté, con una dedicación y religiosidad ejemplar, hasta el punto de que uno mismo se llega a cuestionar si lo que hace es suficiente”, explica y asegura que “nunca escuché un comentario de su parte, ni una actitud que pudiera hacer pensar lo que estaba ocurriendo”. Dorrego  también cree que es una “excepción” y que “en Vigo hay miles de personas que hacen mucho bien”.

Te puede interesar